domingo, 25 de agosto de 2024

Fly Me to the Moon

 

El título del filme no es muy original —Clint Eastwood ya lo utilizó en la banda sonora de “Space cowboys”—, pero compendia bien los dos extremos de esta película: la carrera espacial y un romance “complejo”. Pero también recupera la vertiente de la comedia romántica de finales de los 50 y la década de los sesenta.

Ambientada en el histórico alunizaje del Apolo 11, en 1969, estamos ante una comedia romántica. Al comienzo de la cinta observamos elegantes títulos de crédito con material de archivo, jazz y otros eventos periodísticos en los años sesenta. Scarlett Johansson —que también actúa en la película— es una publicista llamada Kelly contratada para “vender la idea de que ir a la luna es un asunto muy favorable para los Estados Unidos”. Es decir, para que la sociedad comprenda que la idea de enviar al hombre al satélite es algo más que una propaganda antisoviética.

Dirigida por Greg Berlanti la película sin perder la atmósfera de los años sesenta y su música inclusive, Kelly Jones y Cole Davis —el jefe del lanzamiento del Apolo 11 (Channing Tatum)— no pueden ser más que incompatibles. Así que entre instrucciones de marketing y un cameo de ese viejo complot (de que todo fue un montaje sobre el vuelo a la luna), estos dos personajes se unen, se apartan y pelean a cada rato. Pero la moraleja es que toda emoción patriótica debe nutrirse de la médula de lo real, que es, después de todo, el componente con que están hechos los héroes.

No es pues una gran película, pero nos permite aproximarnos a una época específica de los Estados Unidos (cuando el presidente Nixon sobre todo) y a través de los personajes observados en la pantalla, la película funciona mejor porque, entre otras cosas, Johansson tiene ‘look’ de aquella época, 1969, y el embrujo para este tipo de humor.