Basada en un hecho real, la película parte de 1987
para mostrarnos la vida Nicholas "Nicky" Winton (Anthony Hopkins). Una conmovedora
película biográfica cubre dos épocas en la larga vida del humilde humanitario
británico Sir Nicholas Winton, quien ayudó a organizar transportes que salvaron
a unos 669 niños checos y eslovacos en 1939. Curioso es que para un guión, se basó en el libro “If
It's Not Impossible” de Barbara, la hija de Winton.
“One life” su título original, es primer largometraje del
veterano director de televisión James Hawes (“Black Mirror”). La película entrevera
dos épocas con 50 años de diferencia en la larga vida del humilde humanitario
británico Sir Nicholas Winton (1909-2015), al que algunos se refieren como
"El Schindler británico". La película biográfica funciona
ya que la seductora partitura
para piano y orquesta de Volker Bertelmann jamás es arbitraria. Y funciona
además como demostración del imperio del bien, con un casting de reputación que
tiene a un sublime Anthony Hopkins —como el reflexivo y mayor Winton, angustiado
por el infausto final de su plan para salvaguardar a los infantes expatriados
europeos—, y al actor Johnny Flynn como su Yo más lozano, que representa la afirmación
de que si algo no es improbable, entonces debe haber una modo de hacerlo.
Las historias y los personajes de la literatura cobran
vida, no solo en la imaginación de los lectores, también a través de los
largometrajes. El cine ha trasladado —unas veces con más acierto que otras—
grandes obras a la gran pantalla. El filólogo y periodista David Felipe Arranz
reflexiona en su libro “Sueños de tinta y celuloide” (Madrid, Líneas Paralelas,
2015) sobre los mecanismos que conectan de manera íntima la literatura, el
séptimo arte y el espectador (Bellver, 208).
Excelente película pues, que más de un sollozo nos
logra sacar, y que deja la reflexión de lo bueno que es ser buena persona y
ayudar al prójimo (Dios le dio a este personaje Nicky, 106 años de vida). Nada
nos cuesta ser buenas ser personas.