domingo, 11 de febrero de 2024

“American Fiction”

 

Toda va del profesor de inglés y escritor Thelonious 'Monk' Ellison. Un escritor que escribe para unos propósitos específicos (que no debelaré, por supuesto). De todas formas este es un tema de la literatura,  el escritor y hasta lectores. Así que esta película dirigida por Cord Jefferson y basada en la novela de Percival Everett, pone en el tintero el arte de escribir, nuestras historias, y ese paso definitivo a que te lean o que el libro sea bien conocido, y de pronto de una forma un tanto sarcástica.

El actor Jeffrey Wright interpreta a un escritor que escuetamente, quiere consagrarse a la “alta literatura”. Y los libros que alude en la película son de hecho una enunciación de los clásicos griegos (como el trágico Esquilo). Sin embargo, tiene un problema: él es afroamericano. Esto habría sido un impedimento en algún momento, por el racismo dominante de la sociedad norteamericana, que le habría impedido editar un libro.

Buen tema pues, que levanta los aplausos a todo aquel que mira a los escritores y sus libros, como esa opción no tan metafísica de ser quien se es. Cuando observamos la evocación de la secuencia y con deferencia a una de las más sobresalientes cintas de Woody Alleen (“Misterioso Asesinato en Manhattan” —la dupla Allen y Keaton—), vemos a Jeffrey Wright simulando al gánster afroamericano de otros títulos cinematográficos o directores de cine negro. Una inteligente alegoría que en “American Fiction”, asienta su mensaje contra de los estereotipos sobre los que se ven condicionados los propios afroamericanos.

En su estreno como director, Cord Jefferson crea pues una película que se entiende y se estremece como los dramas independientes [Hanson, Payne, etc.], adoptando (y creería) un orden más convencional. Jefferson utiliza “American fiction” para referir la historia de un hombre cuyo ego es su vil enemigo.

"Ego y literatura", y otros punto de vista sobre lo que se escribe y quienes forman parte de ese cruce de ideas. imágenes y razones. “A partir del llamado giro icónico (Boehm 1994) o giro pictórico (Mitchell 2014), han aparecido variados autores que llaman la atención sobre el poder o agencia de las imágenes y el efecto performativo que tienen en sus espectadores […]. El acto icónico sustitutivo supone ya no la inclusión de los cuerpos en la imagen, sino un intercambio entre el cuerpo y la imagen, el cuerpo se convierte en imagen y, viceversa, la imagen se vuelve cuerpo.” (Belgrano, 2022).