“El
curandero”, una película polaca que ha encantado al público cinéfilo con una
potente fábula dramática. El film está dirigido por Michal Gazda y basado en la
novela de Tandeas Dolega-Mostowicz, créditos desconocidos por esta parte del
planeta, pero que son créditos importantes.
Cabe
enfatizar que este filme tiene un cuidadoso guion, y es de donde parte toda
estructura no solo de la historia, sino de los personajes. Además, todo resulta verosímil
si aplicamos no solo la razón, sino la intuición y emoción en la relación padre
e hija. De pronto puede suscitar alguna controversia en el tiempo cinematográficamente
hablando sobre la recuperación de la memoria del personaje Antoni, pero de
todos modos la categoría de las caracterizaciones aplican ese sentir sobre lo
intuido.
El
éxito de este tipo de historias sencillas y en la búsqueda de la verdad, está
sentida sobre un excelente casting, y es lo que ocurre. Además unos diálogos
que no están demás, sino en su justa medida aparecen para ratificar nuestros sentimientos
hacia los protagonistas. En este sentido la puesta en escena atesora dichos diálogos,
y sin muchos primeros planos.
Los
sentimientos de los padres hacia los hijos y viceversa, están a la orden del
día en el cine universal. Además son historias que llegan al alma, pues ese
amor filial nos hace ver y sentir que lo más importante en la vida son los
padres e hijos cuando reman en la misma dirección. Cuando las miradas
enorgullecen esa sangre que corren por las venas. Ahí,
la película no cede a sus maneras poéticas y mira a la realidad desde un
realismo sereno (el final del filme nos no permite sentir).
Con
base en el primer tercio del filme, el director ejecuta un acompasado
retrato costumbrista del día a día en estos pueblos de Polonia, y además,
filtrando tenues mensajes de crítica social y de denuncia de la ayuda médica a
la gente más necesitada y que si no fuera por la gente bondadosa (el médico
protagonista) pues muchos morirían.
No
es una película metafórica y si hay algo que permanece inalterable en ella es
el amor y cuidados que el padre profesa a su hija. Además, es en la segunda
mitad donde se presentan las cuestiones más interesantes que la película pone
sobre la mesa, como es la importancia de conocerse uno mismo y que acaban
tirando con fuerza y determinando el destino y los actos de cada individuo.
Película
pues recomendada por su emotividad y porque siempre deja una luz abierta a los
buenos sentimientos y comportamientos. Que son los que nos llevan por el camino
correcto hacia vida en paz en nuestro interior, que es lo que a la postre vale en
este mundo cargado de complejidades y pocas oportunidades para siempre ofrecer
nuestra mano amiga.