miércoles, 24 de mayo de 2023

Fast X

 


Van diez secuelas de “Rápido y furioso”. Así será el negocio que la historia, además perdura, y no es nada del otro mundo. Con sinceridad he visto tres (la primera, creo que la quinta y esta última). Una película trepidante de principio a fin, para al final dejarnos en duda de muchas cosas, evidenciando así el filme número 11 y su género blockbuster.


El concepto blockbuster queda circunspecto muchas veces a películas con un gran presupuesto —o grandiosos resultados de taquilla—, pero hay todavía más. Sobre todo, si  se tiene en cuenta lo que el vocablo representa textualmente en inglés: “busting blocks”, que se traduciría como “rompiendo bloques”.

Sin embargo, Julian Stringer recordaba en su libro “Movie Blockbusters” que este vocablo usado hoy para narrar un tipo de películas que “bebía” de la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes utilizaron el término “block buster” para representar las bombas de gran escala que usó la “Royal Air Force” de Inglaterra contra las urbes alemanas.

Pero después de este repaso histórico. Hablemos de los protagonistas, ya que no son solo especialistas conductores de vehículos de carreras, camionetas, furgonetas y cualquier auto con volante, freno y embrague. Todo dirigido por el asombroso Dominic Toretto (Vin Diesel) quien trabaja para una oficina gubernamental secreta, y vela, a su manera, por los beneficios de la patria. Y pare de contar. Es una historia bien sencilla, y hasta empalagosa por momentos.

Vin es cruel pero es tierno. Pone a las mujeres en el podio exacto. Es probo con sus amistades, principalmente a los muertos. Y mientras se mueve por el mundo inducido por una mixtura no cuantificable de obediencia solemne y un amor propio, te hace opinar que todas las impugnaciones que encarna, pueden nivelarse con su sonrisa torcida.

Muy diferente en cuanto al guion, este filme en relación con el primero (y por supuesto, mejor cinta), en la que aparecía Elsa Pataky de policía y que luego la mataban. Pero, ¡bueno! Hay que señalar que esta debe la película en el mundo con más “Deux Es Machina” [toda trama que se resuelve a través de un elemento, personaje o fuerza externa que no haya sido mencionado con anterioridad y nada tenga que ver con los personajes ni la lógica interna de la historia]. Esto el cineasta Louis Leterrier lo sabe, pero lo acepta, y sus razones tendrá.

A la idea de que Dom Toretto (Vin Diesel), vive tranquilo con su mujer e hijo. De pronto [así porque sí] sabe que una misión que tiene en Roma es una trampa. Y emprendemos entonces viajes enloquecidos a: Río de Janeiro, Londres, Portugal, la Antártida... Para llegar a un final merecedor de un aventura del siglo XIX. Y lo expreso por eso del «continuará»...

Hasta aquí llegaría una reseña, pero igual se podría subrayar que, más allá del clímax más “demencialmente” comprensible (las pavorosas acrobacias aéreas finales de Toretto al volante de su vehículo) y de una radiante, textualmente explosiva secuencia en las calles, lugares, escalinatas y viaductos de Roma. La película desilusiona por el penoso acaparamiento de figuras narrativas relacionadas, por la inmutable riña sensitiva sobre los lazos familiares, por la abundancia de escenarios irracionales y por el prescrito carisma del villano, que inclusive se accede, en una escena calcada de otra de “Misión Imposible”. Y si bien, la acción sigue siendo delirante, hay indicios de que esta saga acabe pronto, al menos que hayan guion más acorde a un público que ya no come de cuento.