jueves, 30 de marzo de 2023

"Entrevista laboral", de Carlos Osuna

 

Carlos [quien ha perdido su perro], un joven rapero que vive en las afueras de Bogotá, tiene en su lucha diaria, toda una serie de sueños, y que alguna manera no por su juventud [o la mejor sí] nos recuerda el pensamiento de Poncela: “en la vida solo unos pocos sueños se cumplen, la mayoría se roncan”[sin echar la culpa a nadie]. De manera que “Entrevista laboral” (cargada de planos generales fijos, que revelan en algunos momentos, ideas contrarias a la indolencia), y planteando emocionalmente el concepto de clase social, seres marginales [no abyectos]; mezcla lo anecdótico y sin resultar invasivo ni reiterativo, los diálogos no arrebatan la información audiovisual. Asimismo, la cinta irradia la taciturna dinámica social e histórica que prevalece en la interiorización procedente de la vida y sus circunstancias.

Ya el director de esta película, Carlos Osuna nos recreaba en su cinta “El concursante”, las dudas existenciales, algunos actores ocasionales y muchos de ellos, habitantes de su marginalidad y su espacio; que aún persisten en este su reciente filme. Si bien, de pronto parece que muchos cineastas colombianos se reiteran en sus discursos cinematográficos; respecto a “Entrevista laboral” pudiésemos pensar que representa a muchos otros chicos de esa Colombia muchas veces adversa. Inexorablemente, González Requena (1986) dogmatiza. “la noción de representación pone en juego tres factores: un algo exterior (lo representado) [la falta de oportunidades], un nuevo objeto (la representación) [las ansias de cambiar ante el infortunio] y una distancia: la que separa la representación de lo representado” (p.36).

Ese “trecho” no es sino la expresión de la ausencia, pero, en el caso de la cinta de Osuna, siempre tendremos, además, entender que representación es  (re)presentación de realidades [los graffitis, “la oficina” entre comillas por lo de los adolescentes y su música, etc.). A modo de conclusión pues, la película de Osuna consiente tropezar con una cruda realidad sin tonos fríos e indiferentes, que no mimetizan [aunque no sea el vocablo más apropiado] las condiciones de algunos jóvenes de barriadas, para quienes, cualquier epíteto de desánimo o desmoralizador, está ahí, aunque la idea es confrontarlos y seguir adelante.