Ouutsü [un ritual wayuu]es una película que en el marco de cine indígena se exhibió en el festival de cine de Cartagena (FICCI) versión número 62. Y es que el joven cineasta David Herrera con cámara en mano logra un trabajo enmarcado la etnografía audiovisual, a través de una “road movie” [sin complicaciones en la puesta en escena], donde una joven indígena wayúu [acompañada de su madre] atraviesa el desierto, en busca de su propia realidad, dar sentido y acomodo [en parte existencial, en parte misteriosa], en su particular ritual.
El Outsü enfrenta una lucha en un
universo simbólico de oposiciones espirituales y fuerzas naturales y busca
mediar entre ellas para reconciliarlas y encontrar la información necesaria
acerca del mal; esto hace que el rito se haga eficaz y el enfermo y la sociedad
puedan asimilar y hacer efectivo la cura. Como símbolo mediador, el Outsü
concentra en sí las capacidades de reconciliación de las oposiciones, puesto
que, tiene la capacidad simbólica y cognitiva de establecer un vínculo entre un
conocimiento o creencia fundamental y primigenia, que podríamos considerar como
la memoria mítica del grupo, y la actual información o situación que afecta al
individuo y al sistema (mal) (Balza-García, 2011, p.117).
Esta película es uno de los capítulos de la serie “Hijos
de la luna”, en RTVC, y bien podemos abordar el asunto desde dos perspectivas. En
los 60s cuando la antropología visual comienza como un ejercicio disciplinar, se
emprende una labor a través de dos niveles de reflexividad. La primera constituida
por los valores culturales que determinan la apreciación visual del
investigador. Entre tanto, la reflexividad conlleva la intromisión de la cámara
en el entorno etnográfico (Collier, 1967).
Si bien, este concepto puede suscitar controversias o
inconvenientes en la investigación, la película de David Herrera se aproxima al
personaje [a través de la cámara] y su manera de pensar [diálogos espontáneos,
“in situ”], evidenciando la madurez de una joven aborigen. Este punto de vista
poco usual, y reflexivo, permite que “la distancia” en la mirada y una alta
carga de meditación, consecuencia de la introversión; logran exponerse de forma
llamativa mediante una cámara que no duda.
Al margen de una narración convencional, sin “relieve
a lo simbólico” y las emociones despojadas, necesariamente, la coartada
narrativa en “Ouutsü”, se basa precisamente en lo señalado, para acometer la
puesta en escena. Se puede concluir, además, que el filme bajo el prisma de
falso documental [captar una verdad de la enunciación más allá del enunciado],
si se quiere ver así, es un texto audiovisual ficcional que se vale de
conveniencias y códigos del documental para referir una historia de ficción. En
otras palabras, que reside en una zona intermedia entre la ficción y la no
ficción.