“Debemos mostrar lo que existe más allá del
comportamiento, al mismo tiempo que sabemos que no podemos mostrar nada más que
el comportamiento” (*)
La película que hoy nos ocupa es un filme colombiano
coproducido con otros países, y protagonizada por la actriz griega Angeliki
Papoulia (“L' Ecole des femmes”). “Cavewoman” es la vuelta del director
greco-colombiano Spiros Stathoulopoulos (en 2007 dirigió “PCV-1”, un drama
sobre un aparato explosivo filmado en plano secuencia).
El relato del reciente filme del cineasta colombiano
en un tono minimalista y una fotografía impecable, está dividido a modo de
capítulos, y estos a su vez, rodados en plano secuencia, y, estos a su vez, en
monólogos, donde los protagonistas (personajes) "nos miran"; dejándonos,
además, la función y emoción de que la mayor parte de la acción en “Cavewoman”
está en las elipsis sonoras. Esto es que, todo lo sugerido está fuera del
encuadre y permite al espectador imaginar el universo que asedia a la
protagonista.
El informe de prensa señala que la trama de la cinta
“La mujer de las cavernas” debe mucho a la obra “Electra”, del dramaturgo
trágico ateniense clásico Eurípides, quien escribió muchas obras de teatro
durante su vida en el siglo V a. C.
Obras que hasta en nuestros días se siguen realizando. Y asociando esta
idea con la película “Cavewoman” (acerca de la venganza de una mujer),
representa y reflexiona en torno a las profundas complejidades que mueven al
ser humano a buscar en el fondo de su alma, argumentos muy diferentes que tocan
la aflicción y aparente imperturbabilidad sin ser un discurso superpuesto.
Desde lo narrativo y lo observacional, la película
posee una gramática cinematográfica particular, no tan disruptiva, pero muy válida y perfecta. Este paradigma de cine
en “Cavewoman”, es capaz de exponer patrones de pensamiento y de conducta de
sus personajes con algún tono de lenguaje teatral si se quiere. Es algo así
como si los directores de cine resolvieran subyugar el aparato formal
cinematográfico, por aquello que les valiera de manera franca y directa para
enunciar pasiones y emociones, para que así: una imagen clara y minimalista, no
renuncie a discernir aquello que representa.
Algo de Rohmer hay en esta cinta del cineasta
colombiano, y el habitante de la sala de cine apaleará ser diligente y no
transigir con ver solamente el filme, sino que tendrá que inquirir más en su
significación. Es del enunciado de la película de donde se tiene que
(re)construir el auténtico discurso incorpóreo e impalpable. Spiros
Stathoulopoulos fracciona con el pacto de circunscribir “la totalidad del
relato en el argumento del texto fílmico”. Como sostiene algunos eruditos en el
tema: “el juego entre la significación y la mostración”.
(*)
LAURENCIN, H.J. (1996). Une Trouble affinité de main: Rohmer et Muna. En:
VV. AA. Pour un Cinémas comparé: influences et répétitions. París: Cinámathèque
Française