Sin discusión alguna esta película es una seria
reflexión hacia el metaverso en el cine. Y si me apuran, pone el pie en el
acelerador para este tipo de cine y las futuras generaciones. Claro que no
todos los temas en el cine serían proclives a este manera de contar una historia,
pero sí un amplio espectro y en esos híbridos con la comedia, drama, terror, en
fin; sin dejar de lado los buenos argumentos.
Respecto a esta
historia, la propuesta es bien válida pues más de uno se identificaría con el
personaje de Michelle Yeoh (Evelyn), cuando de pagar los impuestos se trata o
de enfrentarse a personajes como el caracterizado por Jamie Lee Curtis. Lo que sí
puedo garantizar en esta propuesta de sus directores los Daniels es que la cinta goza de
increíble imaginación y creatividad y el de sobrellevar parte del absurdo y
caos en algún tramo de la diégesis, de “vez en cuando y en algunas partes”.
Cualquier contexto o escenario, por muy risible que
pudiese parecer, es viable durante la observación de este filme, reitero, entretenidísimo
y ecléctico [bloques diegéticos de relatos van desde “Matrix” hasta “Deseando
amar” etc.], que indican que sus creadores tienen un mundo íntimo pleno de vibraciones,
y que dentro de ese metaverso: exteriorizan o expresan turbaciones a veces difíciles
de controlar cargado de originalidad por un lado y despropósito por otro, pero
un disparate válido en la medida de, y sin duda alguna, de las hermanas
Wachowski entre otros cineastas.
También lo que menos debe de intranquilizar al
espectador por su propia conexión con lo que ve, es lo que cavila Evelyn en su
mente, en quien coexistirán: intereses viles de sucesos [algún pos apocalíptico],
algo de pavor, una acotación social fragmentada y cargada de adrenalina y suspense,
por una razón. Cuántas veces no hemos estado en nuestro interior representando
otra situación frente a la que nos ha sacado de quicio.
La capacidad de atrapar en cada plano cinematográfico,
su liberalísimo conjunto de imágenes cínicas y absurdas, siempre superlativas,
hacen de esta película una de las más prendedoras con el gran cine disruptivo
(y no solo de subterfugios emocionales). Una película que recupera para el cine
una revisión de hacia dónde vamos con el metaverso, que parece lejos, pero está
a la vuelta de la esquina.