sábado, 1 de octubre de 2022

The Woman King (LA MUJER REY)

 



“The Woman King” (“La mujer rey”) de Gina Prince-Bythewood es una película inspirada en hechos reales y que sucedieron en el Reino de Dahomey, uno de los estados más poderosos de África en los siglos XVIII y XIX. La historia tiene como hilo conductor a Nanisca (Viola Davis, dos veces nominada a los “Oscars”), general de la unidad militar exclusivamente femenina de su etnia, enfrentándose a un ejército de hombres.

“The Woman King”, si bien está basada en un segmento poco conocido de la historia de África occidental, a mi juicio resulta ser un atractivo “nicho” para una fábula con gran empuje, misteriosos sucesos ocurridos a intereses de gobernar tierras sin ley ni nombre, por allá por 1823. Y es que el coraje, los sueños y los anhelos de un cambio de vida simbolizan una sacudida para cualquiera que lo inicie. Con mucha ofuscación, a veces las personas nos reinventamos en una especie de escape hacia delante con la seguridad de que es lo que requerimos para darle otro rumbo a nuestras vidas [en la película un reino de seres profundos]. Pero es una apuesta en la que se puede ganar o perder, si bien el habitante de la sala de cine intuye al final el éxito deseando en el interior de su corazón.

Si bien la película que dará una buena taquilla, y ante una cineasta como Gina Prince-Bythewood que no da y en lo estrictamente cinematográfico, un paso en falso al organizar todos los elementos de esta epopeya histórica llena de acción, y de personajes reales y con repercusión cultural. Dos cosas más que ponderar. Por un lado, esa batalla de retratos del ser humano de raza negra [aunque igual de válido para la raza blanca], de conductas y de significaciones, en las que la supervivencia y el honor, viene ofrecida desde una singular iconoclastia qué; parte de una narrativa que considera al ‘yo’ [Reino de Dahomey] y al ‘otro’ [el enemigo] en la radicalización de sus enunciados y de sus estilos visuales, por aquello que cito al comienzo de mi crítica: “unidad militar exclusivamente femenina de su etnia, enfrentándose a un ejército de hombres”. Además, la puesta en escena de este concepto en apariencia abstracto, pero igualmente observado a través del personaje de Nanisca (Davis) y Nawi (Thuso Mbedu), ratifican mi tesis.

Por el otro y bien interesante, el “régimen escópico”. Martín Jay (2007) lo define como la manera de ver de una colectividad, ligada a sus prácticas, sus valores y otros semblantes culturales, auténticos y por supuesto epistémicos. “La particular mirada que cada época histórica construye consagra un régimen escópico o sea, un particular comportamiento de la percepción visual” (p. 222). Esta tesis, en apariencia escueta, nos lleva a recapacitar sobre qué es un modo de ver, qué lo involucra, cómo se organiza, qué demarcaciones posee y cuál es su correlación con lo social.

Pero además, en un sentido más interno de los interlocutores protagonistas, el filme simboliza una visión sobre cierta y frágil masculinidad frente la necesidad de  una mujer fuerte y capaz de todo. Además, proyecta y se apoya en algunas ideas: el inicio, la irresolución, el sosiego, la liberación. La potestad de existir, sin dejar que el tiempo corra, y fluir con él.

Cuando en el tercio final del filme todo está dado para poner a todos en su sitio. Regímenes escópicos y los episodios del ver que se almacenan en los retratos dentro una hostilidad que todavía no ha logrado decantar la normatividad de las evoluciones sociales y humanas [aun en la actualidad], permite concluir que las imágenes que las formulan, no se hallan trasmitidas por una transversalidad que no solo es operada por el poder del ‘yo’ y el ‘otro’, sino por la impedimento de mostrar a una condición humana conciliatoria, además: la mujer rey.