La saga Star Wars narra la historia de la familia
Skywalker y el ciclo heroico de Anakin Skywalker, sin salirse del antiguo
conflicto entre los Jedi y los Sith. Esta novena —y última— entrega de la saga “Star
wars”, es una reunión con las viejas amistades. “Star Wars: El ascenso de
Skywalker” es una cinta palpitante para todos aquellos que han podido ver toda
la saga.
Si bien en la primera hora del filme, aun los
personajes se acomodan (estructura de un guion), hay que ser consciente que la
heroína Rey —nos cautiva y encanta— es a la postre el hilo conductor de una
intriga que confronta una vez más el bien y el mal. También es pertinente
observar como los códigos del ya lejano western norteamericano cambiaron de
referente —los winchester, las caravanas, paisajes naturales, los revólveres,
el gris acecho de los indios, el repique de espuelas, el cabalgar de los
caballos y hasta los duelos entre buenos y malos— son otro asunto en el espacio
sideral: naves, rayos laser, etc., etc. —.
Y es que el crítico André Bazin sostenía que: «El
wéstern es el encuentro de una mitología con un medio de expresión». Y esto es
lo que acabamos de observar en la sala de cine. Si bien la saga “Star Wars” es ante todo ocio —y negocio—,
contiene una perspectiva del universo que manifiesta algunas contradicciones
del hombre hoy día (y de toda la vida diría este cronista). Aun expondríamos
más: esa es la razón última de su éxito en toda sala de cine, al mismo tiempo
de comparar esta saga espacial con otros relatos mitológicos. Slavoj Zizek en “Manual de cine para pervertidos”
(2006), afirma,que “para entender el mundo actual, necesitamos al cine,
literalmente, porque solo en el cine podemos encontrar esa dimensión crucial
que no estamos preparados para enfrentar en nuestra realidad”.
Con base en lo anterior, la trama de la saga tiene
poco de novedoso en este sentido —aunque hay que reconocer que no le resta importancia
a esta sublime, por momentos, película de J.J. Abrams—. Lo más manifiesto en
toda la saga, es examinar cómo se representa el relato heroico en este mito
moderno, dotado de distintivos políticos muy definidos y, para ello, tomemos a
los personajes que irrumpen la intriga.
Aquellos (personajes) que triunfan en definitiva como
espíritus que “escoltan” a sus protegidos —fácil de identificar en la trama—. Ciertos
personajes —por no citarlos a todos—, se les observa una “religión naturalista”
centrada en la Fuerza —elemento paradigmático en toda la saga—. “Este culto afirma
que todo lo vivo está animado por unos seres micro celulares llamados
midiclorianos (1), cuya energía física y espiritual se puede materializar”.
¡Que nada, que nos hallamos ante el reencuentro de los viejos amigos!
(1)
Los
midiclorianos son, según George Lucas en el universo de ficción de Star Wars,
criaturas microscópicas que se hallan dentro de todos los seres vivos en
simbiosis, y gracias a las cuales se logra concebir los designios de la Fuerza
y es posible que dé la vida.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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