Poniendo en
claro que la banda sonora y la voz de Renee Fleming cantando "The Last
Rose of Summer" del poeta irlandés Thomas Moore, anidada en una taciturna
melodía tradicional celta, acompaña tres
carteles derruidos al lado de una carretera, las cuales llaman la atención de
Mildred Hayes (Frances McDormand). Le nace la idea —muy original— de que su
designio “publicitario” tome carácter y que todo un pueblo se entere a la larga
de injusticias.
Si bien nada consuela a Mildred Hayes por la tragedia que se llevó
a su hija, este el comienzo y punto de partida para que, a través de su
sufrimiento (emociones que habitan en la interlocutora), veamos la historia de
un personaje y su coraje, ira, perdón y redención.
Así se
podría resumir esta sorprendente cinta donde al cineasta, no le sobra el valor
y talento para erigir un escenario enardecido de violencia, dolor, humor negro
y segregación; donde la “guerra” de la valiente Mildred contra la policía local,
se convierta en una borrasca que arrase e implique a todo un pueblo.
De pronto
la ideología del filme profesa la idea de que Mildred se tome la justicia por
sus manos (prefiero no cometer spoilers), pero, es que en la medida que la
decisión de este héroe (y antihéroe a la vez), afrenta la injusticia del departamento
de policía de Ebbing, Missouri, los espectadores se sienten identificados. En
este sentido, Frances McDormand transmite su poder actoral, se luce y es una candidata
a los “Globo de Oro” y los “Oscars”.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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