La
película del hijo de la cineasta Camila Loboguerrero (“María Cano”) a modo de
un cine de Arte y Ensayo, nos muestra un autorretrato del cineasta, donde lo
curioso quizá es que lleva a su cama a las mujeres quienes amó (aunque en
verdad no amó nadie) para escuchar de boca de ellas verdaderas sensaciones de
pasados (a veces turbulentas).
El cineasta Lukas y la gente de la película |
Y
es que grandes directores autores como Robert Altman o Woody Allen refrendan o
castigan al individuo protagonista de acuerdo con su posición moral. Inclusive
algunos cineastas más contemporáneos de Hollywood (Barry Jenkins con su exitoso
“Moonlight”, Payne o David O. Russel)
tienen una tendencia posmoderna por estas mismas razones: Las controversias
morales, género muy actual por estos días en las salas de cine.
Con
base pues en lo anterior, y volviendo al filme de Lukas, se escucha de labios
ajenos al cineasta, la vida pública, privada y personal de un personaje que no
hace sino reír como remedio infalible para exorcizar de pronto, alguna cuita
pasada. Y este podría ser el punto de partida de mi reflexión también sobre este
festival de cine que es de todos menos de los caribeños.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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