Excelente film que arranca tranquilo y
sosegado en una locación frente al mar, pero que sin darnos cuenta (ante un
excelente “timing”), de pronto nos adentramos en un contexto tan dramático —y
tan universal a la vez—, donde el personaje Lee Chandler es el motor de búsqueda
emocional, para que el espectador sienta que de pronto, debe liberar alguna “culpa”
que lleve aún en su corazón.
Con base en lo anterior,
quiero significar que la película soporta a su capacidad de ofrecer una
expresión de sentimiento vivo, indagando el impacto de la infelicidad y la
rutina en la vida y en un entorno de convicciones y ambiciones sencillas en el
personaje masculino de Lee, mediante el recurso del flash back en lo cinematográfico.
Ahora la idea está en descubrir
qué es Mánchester entonces. Con base en lo observado, y como ese proceso de alternativa
entre pasado y presente; un “lugar” (lleno de paz) donde solo habita el reencuentro con uno
mismo. De pronto, esta metáfora debería llevarnos a pensar en un pequeño
Manchester en cada uno de nosotros, ya que entre culpas y reencuentros todo se puede
superar (ese final bello del film entre ("pescadores", pero de paz interior).