Ópera prima de Wally
Pfister, conocido director de fotografía de títulos como "El caballero
oscuro" y "Origen (Inception)", para mostrar a la larga una
historia de amor más allá y más aca de
ese cosmos al que llamamos internet con sus intríngulis y con los mismos
clichés de ese cine de alta tecnología.
No obstante es un filme
malo, aburrido, que no respira un aliento de esperanza, pues, todos y ninguno
van en la búsqueda del “hombre que sabía demasiado”. Con la duda de que un
futuro sea así de parco, el espectador aguanta las casi dos horas, debido a que
el Dr. Will Caster (Johnny Depp) —el investigador más importante en el campo
de la Inteligencia Artificial— intenta revelar a su novia, el “algoritmo” (me
refiero a los afectos) para mantenerse unidos para siempre y para la humanidad
ese Dios que cura todos los males.
Me parece que el filme
toca el mito de Prometeo, aunque todo esto de la inteligencia artificial, deja
claro que siempre el gerenciar las emociones es lo más importante, ya que el
que lee el rostro (entre muchas otras cosas) lee el corazón. En este contexto,
el filme así expresa, aunque esta historia deja más preguntas que respuestas. Y
es que el cine es así.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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