El documental “We steal
secrets: The story of Wikileks”, de más de dos horas de duración con sus altas
y bajas en el ritmo: traza no obstante preguntas interesantes, sobre aspectos
bien complejos en el periodismo como la ética, el descubrimiento de las verdades
(crudas o no) y el trasluz de la información; concernientes sobre todo a operaciones
de países poderosos como los Estados Unidos.
Tal vez por eso el film
comienza con la imagen de Julian Assange y ante su invención (los wikileks)
sostiene frente a un entrevistador que le gusta “ser creativo”, y, sobre todo
sentencia: “me gusta defender a las víctimas”. Algún eufemismo periodístico,
que sólo el tiempo aclarará. De todas formas este “quinto poder” asume cada vez
más su roll de metido en nuestras vidas y en la de los gobiernos.
En primera instancia,
podríamos formular que Wikileaks, ¿es el triunfo de la libertad de expresión, esgrimiendo
un “arma” de doble filo como Internet?
¿Qué favorece y (a la vez perjudica) a clientelas y parroquianos, y
también a gobiernos? Bien complejo el asunto, que en la medida en que
encontremos respuestas, pues cada quien irá arribando a su propia verdad.
Si bien el acceso a la
información jamás fue tan gratuito y expedito como a través de los famosos
Wikileaks, el documental debería ser de visión obligada para estudiantes de
periodismo e iniciar el debate. De todas formas, pienso que ese “quinto poder”
y lo que representa en este mundo globalizado, debe tener un poco más de
reposo, ya que si “el cuerpo metaforiza lo social y lo
social metaforiza al cuerpo”, como concluye Le Breton, estaríamos ante una
grave encrucijada: Con base en estos procederes, se logra discutir de un tipo
social, y el cine —lo fenomenológico— lo formula siempre de forma explícita.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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