La historia de caballos
es amplia en el cine universal. En esta oportunidad, si bien es el mismo resultado
de otros con estas mismas características, la convención en el trayecto dramático
ofician a lo más recóndito de un espectador: el deseo que siempre gane un caballo
a quien pronto todos queremos.
Así que este hecho
real, garantiza las buenas maneras sin mucho esfuerzo de un cineasta, que logra
convencer en unos momentos claves de la historia. El caballo Jappelout es todo
una leyenda en el mundo de la equitación con saltos, y sus actores giran en
torno a él con la sabiduría propia de quien sabe que todos somos amigos de lo
bueno que resulta el destino cuando es manejado por un jinete (nosotros) con la
conciencia de saber ganar.
Historia pues válida en
el sentido de manejar bien las emociones y siempre tener la esperanza de un futuro
mejor (con caídas y sin ellas) y con tregua, y amor. Sobre todo eso, mucho
amor.
Gonzalo Restrepo Sánchez