domingo, 29 de septiembre de 2013

La Batalla de Passchendaele



 
El cineasta Paul Gross en este cine bélico, pareciera que nos introdujera una vez más en una historia de amor en medio de la guerra. Esto no quiere decir que el filme sea malo, o que cansa. ¡No! Es simplemente para referenciar que todos los códigos que se manejan en este tipo de historias cinematográficas, brillan por su ausencia en “Passchendeale”.

Esta historia enmarcada en la Primera Guerra Mundial, entre el soldado Michael Dunne (Paul Gross) y la enfermera Sarah Mann (Caroline Dhavernas) —pareja que nació el uno para el otro—, tienen a su favor que el joven soldado regresa a la guerra por amor, ¿cómo puede ser eso posible? Pues para el amor, no hay nadas imposible. Y si bien en un momento podría pensarse en una historia sobre el patriotismo. Es el concepto del héroe sin retórica.

Desde esta perspectiva, es una hermosa historia que acompañada de la música y el paisaje de Canadá, habla de las ilusiones y las motivaciones en medio de guerras sin sentido. Insisto, si desde el punto de vista de la historia es el de la milicia canadiense, que perdió a miles de soldados a lo largo de muchas batallas en Francia y Bélgica durante la Primera Guerra Mundial —una de las más cruentas y memorables fue la de Passchendaele que en 1917 costó 600.000 vidas—, La trama sigue a dos hombres jóvenes que no temen enfrentarse a sus pasiones y sentimientos (el otro es David Mann, hermano de Sarah) unidos por una hermosa mujer y una fea guerra.

Sin sentirnos prisioneros por la escena casi al final de la película con algo de religiosidad forzando un poco el melodrama, de todas formas el excelente filme nos deja varias enseñanzas una vez mas: los horrores de la guerra y la defensa de la libertad. Una dialéctica en el cine bélico, aunque en esta oportunidad, sin el temor a enfrentarnos a la agonía sobre lo que hay que resolver.

Inspirado por las experiencias de su abuelo en Bélgica, el actor Paul Gross decidió escribir y dirigir la película por sí mismo. Creo que intenta una respuesta sobre la eterna dualidad de la guerra como un mal necesario o un noble acontecer. De todas formas, su serena fluidez narrativa como cineasta a pesar de todo, nos deja sin sorpresa y sin altibajos, una buena película para ver.

Gonzalo Restrepo Sánchez 

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