domingo, 29 de septiembre de 2013

ELYSIUM



Rato que no advertíamos un film protagonizado por Matt Damon en nuestras salas de cine. En esta oportunidad  lo vemos en “Elysuim” y es una historia bastante sencilla si se quiere ver así. La fábula de pobres y ricos, aunque si se quiere “ver” con un criterio más profundo, es una contraposición entre mundos distópicos (la marginalidad terrible de algunos seres que habitan Los Ángeles) y  ¿utópicos? (Elysium).

En esta contraposición, dos personajes (y actores Matt Dammon y Jodie Foster) que encarnan la marginalidad y la opulencia. No por capricho del destino, sino del manejo de cosmos diferentes, pero con la misma ilusión: vivir la vida sin afanes y en perfecta salud.

Cine pues este del cineasta Neill Blomkamp, que nos hace ver en una crítica social (al igual que “Distrito 9”), la conducta de las organizaciones mundiales que maneja ¿realmente al ser humano? Cine splatter o gore —cine visceral que se centra en la violencia gráfica— que a la larga nos lleva por un laberinto de imágenes perfectamente yuxtapuestas en una casi obra maestra.

Otro punto de reflexión es qué nos deparará ese futuro ya inalcanzable para muchos de quienes habitamos este planeta. ¿De qué lado estaremos? Al menos un  mundo menos perverso. Y es que en el imaginario social, este tipo de historias agrada al espectador, siempre ansioso de un futuro. ¿Por qué?


La respuesta la podemos encontrar en Bronislaw Baczko, al señalar “que es por medio del imaginario que se pueden alcanzar las aspiraciones, los miedos y las esperanzas de un pueblo. En él, las sociedades esbozan sus identidades y objetivos, detectan sus enemigos y organizan su pasado, presente y futuro. Se trata de un lugar estratégico en que expresan conflictos sociales y mecanismos de control de la vida colectiva”.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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