jueves, 30 de mayo de 2013

La novela Vs La pereza

Últimamente se escucha decir, que la gente ya no lee, que se lee poco, que la novela ya no entusiasma, en fin. Lo cierto es que hay que reconocer que los medios audiovisuales han influido en el hábito a leer menos libros, sin embargo, igual se sigue leyendo.

Pero ¿qué es lo que pasa entonces? Yo creo dos cosas: que las novelas ya no  actúan sobre la sociedad. Esto significa, entre otros aspectos, que los autores próximos al siglo XXI o más colindantes al lector de hoy, se preocupan por otros universos cargados de visualizar más (pensando en cine o televisión), aunque los comportamientos atañen al ser humano. Y lo segundo, la pereza mental al lector, ¿cargado de tanto marketing de emociones?¿Una holgazanería al mejor estilo de Federico Fellini, en su película “Los inútiles”.

Y es que la película, nos muestra la vida de cinco hombres: Alberto, el conquistador Fausto, el cantante Ricardo, Moraldo (el que narra en la historia de lo que le sucede a sus amigos) y Leopoldo; quienes significan y amplifican la prolongación de la inmadurez. Individuos conformistas, faltos de iniciativa, superficiales y pasivos aunque con grandes ambiciones — ¡Sí, así es!—. Pero la holgazanería, es la triste realidad de esos seres, quienes se aprovechan del amor de sus padres, creyendo además que son seres inmortales, hasta que la vida los pone en su triste realidad: No tienen absolutamente nada y no son nada.


De todas formas, el viaje de Moraldo al final de la película, debido a su crisis existencial, no es otra cosa que la construcción de la metáfora sobre la existencia en este mundo y sus enseñanzas, ya que cuando aborda en el tren, ha decidido embarcarse en la ruta de la vida misma. Ya lo dijo algún sabio: “Morir es muy sencillo, saber vivir es muy difícil”.

Trasladando una realidad de los lectores hoy día (y no se dé por aludido, pues escribo metafóricamente), pienso que en cierta medida, nos ocurre lo que en el texto “Oblómov”, de Iván Goncharov: La historia de un terrateniente ruso, distinguido por la desidia y la dejadez (un vago al nivel del film “Los inútiles”, de Fellini). Tumbado en su diván y mirando al techo dejando pasar los días.

Aunque numerosas dificultades le urgen (como el cuidado de su hacienda, que cada vez rinde menos beneficios), Oblómov deja pasar el tiempo cavilando la mejor manera de resolverlos, sin tomar una acción inmediata. La sola idea de dejar su poltrona le produce desasosiego, y así va dejando que la inercia guíe su vida, que va de mal en peor.

Sin embargo, un amigo de la infancia, llamado Shtolz, todo lo contrario a Oblómov: más activo y dinámico (precisamente la antítesis), en el poco tiempo libre del que dispone, intenta sacar a su amigo Oblómov de la pereza y desidia en las que vive inmerso.

Gracias a Shtolz, Oblómov conoce a una chica de la que se enamora y,  entonces “despierta por un momento”. Lo que ella exige de él, es que arregle los asuntos de su hacienda, y, que esté al día de lo que ocurre en la tierra. Así que creo necesitamos esa “mujer” (libro que actúe sobre la sociedad, de nuevo) y un lector menos perezoso. Dante así los describió: “…las almas tristes de aquellos que vivieron sin alabanza y sin infamia…” 
         


Gonzalo Restrepo Sánchez