Rato largo que no venía
un film con la firma de Steve Soderbberg a nuestras salas de cine. Y en esta
oportunidad (hay que decirlo), nos
presenta un casi sórdido thriller realmente interesante que nos habla de Emily
(Rooney Mara) una joven inteligente con ¿altos niveles de ansiedad?, su psiquiatra
(Jude Law), y la inminente liberación de la cárcel del esposo de Emely, Martin
(Channing Tatum); en un rompecabezas que nos conduce en cada momento a
plantearnos de lo que es capaz el cerebro humano.
Así que cargada de
sorpresas en cada tercio de la historia (si nos remitimos a la regla de los
tercios), los personajes se mueven en los pasajes más estrictos del drama y la
ausencia de cierto erotismo que pudo haber tenido la historia, dada la
coyuntura de los mismos personajes. Esto equivale a decir que los intereses pasionales
están de por medio, para aquellos personajes que habitan la intriga principal.
Cuando el psiquiatra le
dice a Emely que “la depresión es la incapacidad de construir un futuro”, no
tardaremos en comprender la magnitud de la sentencia, y, llegar a la conclusión
que un loco “es aquel que lo ha perdido todo menos la razón”. Historia pues
realmente buena y su delicada puesta en escena, que sin dejar de sorprender al
espectador, nos remite a “Gone baby gone”, de Ben Affleck (llena de oscuros
secretos, y la forma en que son desentrañados). “Efectos secundarios” nos te
mantendrá pegado a la butaca, hasta el último minuto del metraje.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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