A
juzgar por la cantidad de películas sobre el tema, poniéndonos en alerta como
el documental “Super size me”, o al menos relatos culinarios, pudiéramos
afirmar que el cine no solo se ve, sino que también se saborea (“Como agua para
chocolate”, “Fresa y chocolate”, “El festín de Babette”, etc., etc.). Y
ante la gordura —sobre todo en la mujer—, consecuencia de la glotonería, es a
veces objeto de alguna broma (“La
grande bouffe”, de Ferrari; “No reservations”; aunque menos en
“Chocolate”).
En
fin, ante tanto film al respecto, estas son mis tres flamantes películas recomendadas
—para “chuparse los dedos”— y que analizo en su orden: la francesa “Chef”,
de Daniel Cohen y próxima a estrenarse
en nuestras carteleras, “Poulet aux prunes" ("Pollo con
ciruelas") de Marjane Satrapi y el film griego Politiki kouzina (“Un toque de canela” del cineasta Tassos Boulmetis. Estas dos últimas
verdaderas joyas del cine con referencia a la gastronomía.
Deliciosa
comedia de Daniel Cohen donde vemos los avatares (en el mejor de los sentidos),
de dos chef (Jean Remo y Michael Youn) por lograr equiparar las buenas
intenciones en la comida profesional. Ahora, bien podríamos titular este film
"Todo por la cocina". Y es que la gran lección, es que uno debe
luchar por lo que más le gusta en la vida. Claro que siempre debe aparecer un mecenas
en el mejor de los sentidos. Y es que una vez conseguido el propósito, no hay
vida más feliz que trabajar en lo que a uno le gusta.
Ahora la metáfora de la
buena cocina y la buena comida, nos permite llegar al puerto, donde sazonar la
vida y lo que ocurre a nuestro alrededor, es la puesta en escena de transitar
por una vida llena de muchos sabores. Algún "aroma" del film nos
remite a "Ratatouille" y a "Julia & Julia". Y es que en
su momento escribí respecto a este último film: "Ya que si partimos de la
hipótesis (quienes no sabemos cocinar), que no debe resultar fácil sobre todo
cuando hay que satisfacer paladares, “Julie y Julia” resulta ser la metáfora de
las buenas y “sazonadas” intenciones de nuestras actitudes en la vida. Pero si
usted no lo ve así, ¿cuántas veces no ha resuelto un pequeño conflicto con su
pareja en un restaurante de buena cocina? Con seguridad que más de una vez... Y
si es la primera cita con alguien que nos gusta... ¿Existe otra “receta” —cita
en un restaurante— mejor para un encuentro sincero?". Pienso que podríamos
significar lo mismo respecto a "El chef", donde un Jean Reno nos
sorprende con un papel poco visto en la pantalla ya que él es un señor muy
serio. ¡Claro qué la comida lo es también, ya que hasta el más poderoso se
rinde a sus pies!
"Poulet aux
prunes" ("Pollo con ciruelas") es un título de Marjane Satrapi
("Persépolis") con mucho sabor a cocina, para hablarnos en la Irán de
los años cincuentas, en una equilibrada crónica con un tono entre humor y
tristeza, sobre la vida de Nasser Ali que desea morir antes de tiempo; tiempo
no delimitado por la pasión de nuestro ser más profundo (para él la música). En
este contexto, cabe reflexionar sobre la ideología del film que abarca la vida,
sus pasiones y realidades para decidir. Algo no tan simple en su apariencia.
Historia pues, bastante interesante que suscita las comparaciones propias del espectador con sus "verdades verdaderas". Film altamente recomendado, pues, pocas veces tenemos la pasión de imaginar realidades, que cambien nuestro rumbo —como lo plantea el personaje Nasser Ali—, de dejar el mundo con elegancia, y de haber encontrado el placer de los placeres y de incomodarlo con nuestros mejores pensamientos para el bien feliz de morir con dignidad.
Historia pues, bastante interesante que suscita las comparaciones propias del espectador con sus "verdades verdaderas". Film altamente recomendado, pues, pocas veces tenemos la pasión de imaginar realidades, que cambien nuestro rumbo —como lo plantea el personaje Nasser Ali—, de dejar el mundo con elegancia, y de haber encontrado el placer de los placeres y de incomodarlo con nuestros mejores pensamientos para el bien feliz de morir con dignidad.
“Un toque de canela” es
una hermosísima película que con olor a canela ("dulce y amarga como todas
las canelas") y con su trasfondo político, recrea la buena
cocina en una familia griega, con todas las cosas que vive una familia en
una ciudad hermosa como la Estambul de hoy. De todas formas, dividida la fábula
en capítulos o platos hasta llegar al postre, todo gira alrededor del personaje
Fanis, un profesor de astrofísica, que bien consigue transmitir a los
espectadores su carisma y su preocupación por las buenas costumbres en la
cocina también, cuando al visitar su objeto del deseo (en un flash back del
personajes de marras), sentimos la lecciones de cocina, que no son otras que
las metaforizadas por la vida.
Cine y gastronomía no
tiene mucho en común, pero el hijo del escritor Manuel Vázquez Montalbán,
Daniel Vásquez Sallés en su libro “Comer con los ojos”, plantea un viaje en el
que el autor ofrece una reflexión subjetiva sobre el cine, la cocina y la
memoria. También, vale la pena traer a colación, “El libro de cocina de
Hitchcock”, de Berndt Schulz. El libro es un extenso menú de 22 recetas,
aderezado con citas a otras tantas películas del “maestro del suspense”, en
donde el ensayista Berndt Schulz “sirve con suma inteligencia los ingredientes
fundamentales de Alfred en su películas: comida, bebida, es decir, arte
culinario, no exento de una buena dosis de crimen, con una pizca de castigo,
pasión, suspense y sobre todo, aderezado de ironía, humor y un buen relleno de
ingenio”. Y es que a la larga la comida (y el cine) entran por los ojos.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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