Este thriller
psicológico, es a la vez un drama centrado en dos personajes: un cobrador de
préstamos solitario y sin miramientos (Lee Jung-Jin) y una mujer (Jo Min-Su)
que creemos es la madre del déspota joven. Historia pues de miradas, y es que aquí aplica lo sentenciaba Visconti: "Los ojos dicen lo que la boca no dice"
Con esta premisa, el
cineasta film Kim Ki-duk ofrece unos de sus films más ponderados desde la
perspectiva de lo violento e infame del ser humano, cuando se cree el dueño de
todo lo que gira a su alrededor. En el
primer tercio, vemos y analizamos a un cineasta de sus primeros films (cargados
de violencia como “Hierro-3”, por ejemplo), para luego en la medida que avanza
la historia, irlo disminuyendo.
Si “Pietá” es el nombre
de la escultura de Miguel Ángel (María sosteniendo el cuerpo de Cristo, símbolo
del amor materno-filial), "Pietà" es ¿una alegoría algo patética, turbadora y
emocional de lo antes señalado?, en la que el director coreano sigue a un
personaje sin escrúpulos. Historia pues para pensarla un poco más y sentir su
verosimilitud como un elemento a cuestionar.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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