Buscando a Jesús
El cineasta Abel
Ferrara (“El mal teniente”, 1992), escribe junto a otros guionistas y dirige
“El evangelio prohibido” (2005). Una película muy del cineasta, pues diseña un
relato en función de los intereses espirituales de los personajes que habitan
su historia.
La película toma como
base de su reflexión, a María Magdalena como el apóstol privilegiado de Jesús.
En el devenir de la trama tiene tres intereses: una actriz llamada María
(Juliette Binoche) siente la presencia de Jesucristo en su vida, una vez
concluye su rodaje sobre la vida del Señor, Ted Younger (Forrest Whiteker), un
presentador de televisión en la búsqueda de Él y Tony Childress (Matthew
Modine) un director de cine con el afán de mostrar su película “Esta es mi
sangre”, sobre la vida de Jesús.
En este contexto, la
historia gana en interés, pues cada uno de los protagonistas trata de
aproximarse a la vida de Jesús en el sentido de encontrarse con uno mismo, e
intentar ser mejores personas. Aunque la actriz María Palesi es más proclive a
la experiencia religiosa, los demás personajes se mueven en los parajes de la
aproximación a Dios, sin arbitrarias percepciones y ambigüedades.
El filme en esta
propuesta es muy citadina, ya que tiene la antesala de New York y Jerusalén
sobre la experiencia religiosa. No ahonda en los evangelios apócrifos de María
Magdalena, de San Felipe o Santo Tomás. Y de alguna manera, nos deja la
reflexión —es una película de muchas reflexiones, y es lógico pues a la larga
nos habla del Señor— de aproximarnos a Cristo. En los diálogos del cineasta
Tony con el periodista Ted Younger, escuchamos: “siempre es bueno tener a Dios
de tu parte”.
Esta es la ideología
del filme: ser mejores personas si nos encontramos con nosotros mismos —la vida
de Jesús—. En la historia, todos llegan al final a ese punto de encuentro, lo
que nos deja una sensación de tranquilidad cuando dejamos la sala de cine.
Esta película por la que Ferrara ganó el Gran Premio Especial del Jurado y el
premio “Signis” de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación en el Festival
de Venecia en el 2005, es un trabajo donde el uso de los recursos
cinematográficos —la cámara en mano sirve para mostrar los detalles del
ambiente antes de llegar al plano general—, la música de Francis Kuipers, el
uso de imágenes de la televisión y las entrevistas que hace Ted Younger en su
programa con verdaderos especialistas —como el caso de Elaine Pagels, autora de
“Los evangelios gnósticos”—; nos pone a reflexionar en esta inclusión del
documental dentro de la ficción, dónde está el límite que separa la realidad de
la ficción.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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