martes, 12 de marzo de 2013

EDIFICO ROYAL



Después de un largo tiempo, vuelve a tener presencia en Colombia, el cine de autores del Caribe colombiano. Pacho Bottía con “El faro” y el film que hoy nos ocupa “Edifico Royal”, del barranquillero  Iván Wild, que debuta con este largometraje como director. Y es que algo pasa en la cinematografía del Caribe colombiano, donde entró el cine, y brilla precisamente por eso: por su ausencia.

Respecto a la película rodada en Barranquilla y casi toda en planos secuencias (muy acorde para el tono del film), es una clara metáfora de la muerte como la advenición (que no advenediza) a la vida. Y en este sentido, esta historia también coral, refleja a través de quienes habitan el edificio Royal (la gran metáfora de los “muertos en vida”); que somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron; en  un personalísimo film, lleno de gracia, de osadía, y de irreverencia.

Comedia negra pues que consigue que uno se ría de algo tan serio como la muerte, y que la ausencia de planos y contra planos en muchas de las escenas, nos remite en su tono a  algunos pasajes de “Lakykillers”, de los hermanos Coen, con claras alusiones a las sinécdoques que aluden a vida rutinaria y a lo poco interesante que resulta la existencia para aquellos seres humanos que “habitan” en “edificios” como el Royal.

Estamos pues ante una película que con otra música (pienso en la góspel), hubiera generado por antítesis al canto evangélico, que se expresara como  valor acusmático para invitar a las personas hacia Dios. Por este motivo, y en mis humildes conceptos, un sacerdote nunca hubiera estado demás para sacudir a tanto muerto en un edificio igualmente muerto como el Royal. De todas formas, esto no demerita en nada un guión bien escrito.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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