lunes, 7 de enero de 2013

W. E.


Hay algo importante en este film de Madonna (2011) y es el crédito de Alek Keshishian en el guión. En su momento consideré que que Alek sería uno de los grandes cineastas en su proyección inmediata, pero algo sucedió. De todas formas la escritura de este film resulta bien interesante, ya que sin baches emocionales y rupturas de ritmo, aun en su puesta en escena, la trama (basada en hechos reales), plantea dos historias en tiempos diferentes: Por un lado (1936), la renuncia del Rey Eduardo VIII al trono de Inglaterra por casarse con Wallis Simpson, y por el otro, la vida un tanto tormentosa de un matrimonio en la época actual.

Con sinceridad, ha sido injustamente mal criticada esta cinta, que si bien al comienzo necesitó un poco más de claridad, pues ambas historias, parecen que fueran a converger en algún momento, bien podríamos escribir que el relato se ajusta a una cámara que no se esfuerza, y , a unas caracterizaciones buenas (Andrea Riseborough y  Abbie Cornish), que recuerdan el mejor y pero momento de aquellos a quieres el destino les puso la vida sin resabios, pero que el mismo ser humano la acondiciona a su felicidad; en este caso la vida del Rey abdicado, y su mujer norteamericana. Esto también parece ocurrirle a la joven y bella Wally Winthrop, del siglo XXI.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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