Con sus habituales
colaboradores en la música y en la fotografía (John Williams y Janusz
Kaminski), esta inmensa y magistral película no debe de extrañar a nadie si
gana el “Oscar” como la mejor. Y es que Steven Spielberg en medio de la guerra
civil norteamericana y una fecha decisiva como 1865, nos muestra (y es que el
cine ha de servir para contar algo más que historias) al presidente Abrahan
Lincoln en su deseo de abolir la esclavitud en una enmienda a la constitución y
su pensamiento político.
Pero al margen de esto,
la historia en sus tres tercios, diseña tres aspectos importantes. El primero
podemos escribir que nos remite a la serenidad de un presidente por sus sueños
(al lado de su esposa), y de abolir la esclavitud en una enmienda ante el
Congreso. Así que el relato es pausado como lo son las manifestaciones del presidente
en sus decisiones a los asuntos políticos.
El segundo tercio,
visualiza de forma igualmente pausada (como si no pasara nada), el escaso
protagonismo de la esposa del presidente (Sally Field) y las “estrategias”
(prefiero no cometer spoilers) para que
la enmienda política tenga éxito, ante las complejidades políticas de abolir la
esclavitud y que la paz pueda llegar. Además, aparece en escena el señor
Thaddeus Stevens (Tommy Lee Jones), un aliado del presidente en sus ideales
políticos.
Aunque la sensación que
queda es que el presidente Lincoln era a la larga un hombre solitario, el
tercer tercio del film aborda la historia que todos conocemos y la fecha de la
votación en la Cámara, con la impronta de un pulso en el relato propia de
Spielberg, siempre atento a los personajes (y sobre todo a la famosa
Decimotercera Enmienda aprobada).
Historia pues que
mereció ser llevada a la pantalla con
aquellos pormenores de un presidente que fue noticia aun en las denominadas por entonces, tierras
de nadie. Para nuestros días y esa es la lección, ya lo dijo Eco, la democracia se salvará si logramos del lenguaje cinematográfico no una fascinación a la imagen, sino una invitación a una reflexión y al análisis. "Y es que cuando llega la paz debe ser unánime", según palabras del propio presidente norteamericano.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
No deje de visitar
www.elcinesinirmaslejos.com