Con la sinceridad transparente (aunque suene tautológico, ya que considero que la sinceridad de por sí, implica eso), Isabella Rossellini y William Hurt confieren a esta comedia, todos los prolegómenos para saber cuando uno ha abierto la puerta a la vejez.
Film hermoso que no sé porque no ha brillado en la distribución. Pero volviendo a la cinta, es un guión sencillo que brinda la oportunidad a aquellos sesentones (as), aproximarse a la verdad de saber cuándo se inicia el viaje de regreso. Pero para todas las edades, el mensaje es amar con toda pasión lo que gira a nuestro alrededor y que aún nos resignamos a dejar. Además, que con la edad, viene la libertad.
Historia pues que nos invita a interpretarnos a nosotros mismos acorde con la edad, que hay que envejecer con dignidad, y, sobre todo, sentirse siempre bien; que de nada vale esconderse detrás de uno mismo sobre todo cuando no se siente la premonición del “Destino”, que aún no envía al mismo tiempo, recados o acontecimientos qué divulgar.