miércoles, 4 de enero de 2012

INCENDIES

Los hermanos gemelos Jeanne (Mélissa Désormeux-Poulin) y Simon (Maxim Gaudette), reciben de un juez el testamento de su madre. Cuando ella deja escrito que en su muerte no haya “epitafios para quienes no cumplen sus promesas” y refiriéndose a como debía ser enterrada, surge una historia fluida y llena de elementos claves no sólo en la búsqueda de la relación madre e hijos, sino en los aspectos políticos, aunque el cineasta no se compromete en conflictos que todos en Occidente conocemos.




Basada en una prestigiosa obra teatral homónima, escrita por Wajdi Mouawad, “Incendies” es una película que afronta el pasado y presente de la vida de unos seres humanos, que en medio de las incertidumbres de la vida aun con la mirada fija en el horizonte, recrea en un drama sobrio sobre los avatares de la vida. Simón llega a descubrir una frase de su madre: “La muerte nunca es el final de una historia, siempre quedan rastros”.
Ahora, cuando esa madre llamada Nawal sostiene “educar al enemigo con lo que la vida me ha enseñado”, si bien no habla mucho de remordimientos (todos los seres humanos los tenemos), habla de una vida vivida con convicciones en el Oriente Medio de los años setentas. Así que el cineasta sin caer en lo siniestro y amenazador de una trama, convierte su película en una obra estimable.