miércoles, 9 de octubre de 2019

'Perdí mi cuerpo' (I Lost My Body)


Dirigida por Jérémy Clapin y coescrita por Guillaume Laurant ( Amelie, Ciudad de los niños perdidos ), la historia sigue a una mano cortada de un laboratorio parisino mientras intenta reconectarse con su cuerpo humano, un chico de pizza llamado Naoufel, cuyos propios sentimientos florecientes para una bibliotecaria llamada Gabrielle alimenta los recuerdos de la mano que pueden proporcionar las respuestas de por qué la mano se separó de su cuerpo. El trailer evoca muchos de los mismos ritmos que las obras anteriores de Guillaume Laurant de una manera animada.


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sábado, 5 de octubre de 2019

¡Ya viene!: La última ola



Un violento tsunami amenaza con aplastar a una población ubicada en el fiordo de Geiranger, en Noruega. Un geólogo (Kristoffer Joner) a punto de renunciar a su trabajo se ve atrapado en medio del desastre natural y tratará de salvar su vida y la de los demás.



Cine noruego de factura a lo Hollywood.

Estreno nacional de "El Coco-3"


Las obligaciones forman parte de la brujería. Si de verdad quieres poner nerviosa a una bruja, hazle un favor que no tenga manera de devolverte. La obligación incumplida la roerá por dentro como un sordo dolor de tripas. "Lores y damas" (1992), Terry Pratchett.



Dago García sigue incursionando en su estilo cinematográfico y que siendo honestos le da buenos dividendos, pero al margen de lo archisabido de entretener a un público en su mayoría carente de cultura cinematográfica, sobre todo las nuevas generaciones, este aporte al cina nacional se circunscribe en la mera entretención.

Con casi todo el elenco de sábados felices, la cinta recrea en un híbrido (terror, comedia y drama) asuntos relacionados con el devenir de una idiosincrasia cargada de misterios, brujerías y pendejadas Nada nuevo en el panorama cinematográfico. Y es que haciendo historia, al morir Lope la comedia de tramoya estaba ya esbozada. Calderón le dará plena forma con El mayor encanto amor, El jardín de Falerina o El mágico prodigioso utilizando todo género de recursos escénicos.


Gonzalo Restrepo Sánchez
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miércoles, 2 de octubre de 2019

Joker (Guasón)


El cineasta Todd Phillips ha realizado con “Guasón” una película que le valió “El León de Oro” en el reciente festival de cine de Venecia. Y con esta antesala estamos seguros que, de cara a los “Oscars” le irá muy bien —hay aspectos cinematográficos de la cinta de factura— y por varias razones que intentaremos dilucidar en esta crítica.

El log line de esta cinta podría ser el de Arthur Fleck (Joaquín Phoenix), un hombre ignorado —como a muchos otros— por toda una sociedad, cuya razón de ser en su vida es el de hacer reír. Y es que el expresar el amor o consideración hacia los demás, “no es un síntoma (de vicio o de virtud), es actividad. Es una praxis (esto es, una actividad creadora) que funda y libera posibilidades. No es el camino de la abstracción, sino el de la máxima concreción […] invita a respuesta, a que tú respondas, en donde la respuesta no es formal, sino efectiva a la manera de fórmula: la suficiencia del otro —persona— interpela a asumir, proferir y alcanzar él te-amo” (Cf, Barthes, 2001, 239).

El filósofo Arquitas plantea asimismo otra figura con estas palabras: “del mismo modo que es difícil encontrar un pez sin espinas, así es difícil encontrar un hombre que no tenga en sí algún dolor clavado como una espina” (1). La espina diferencia tanto el espinazo del pez como el martirio de un ser tan patético como Guasón. Y esto es lo que le ocurre a Arthur, sobre todo cuando se necesita cariño y afecto —salvo el otorgado por su colega y que de cara al mundo, es un payaso enano—. Pero al margen de este observación, “Guasón” se desarrollara en la trinchera —el alma— del personaje, donde intenta resguardarse de los demás —con sus máscaras, que significa “persona”—, para luego en su soberanía “volver la atención” sobre sí mismo, e intentar no repetir de manera alguna los mismo errores. Y lo remarcado entre comillas, simplemente una forma simbólica de señalar su odio a la torpeza humana.

Y es que todo esto ocurre cuando la aceptación sociocultural no modula una sociedad en torno a la burla, no solo en la ciudad Gótica sino en cualquiera de las que usted habita —hipócrita a la larga—. Lo cierto es que, ese tercio final de la película —manifiesto por la ausencia de sentimentalismo—, la franqueza de los diálogos, la sobriedad de la puesta en escena —más allá de ciertas licencias e imágenes simbólicas—, como cuando Arthur encerrado en un centro psiquiátrico empieza a escabullirse más allá de su ceñido hábitat. Permitiendo que la historia se desplace más allá a lo que podría llegar a ser Arthur: “sus ojos pueden ver confusamente por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la tiniebla a la luz” (Platón).
Punto aparte merece especial atención la música de la película (un texto escrito por la joven chelista islandesa Hildur Guðnadóttir. Una partitura acertadísima  (para “Oscar”) en lo temporal con filiación de lo mucho que revela y del impacto emocional que presuma su espectro —lo cual se expone por su intensidad a la historia—. En correlación al Guasón, como personaje, la música no revela su interioridad —por eso no se “ilumina”—, pero sí se imagina habitualmente como punto de encuentro a quien suele cuestionar su entorno y al mismo tiempo enloquecer; proporcionando así una risa menos absurda.

Maladies II. Edición francesa de Jacques Jouanna, Paris: CUF, 1983. Traducción del autor.   




Gonzalo Restrepo sánchez
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lunes, 30 de septiembre de 2019

Rambo: last blood


Rambo: Last Blood” es una historia que no varía sobre las demás de John Rambo en el sentido de estereotipo de su personaje, género y estilo. Eso sí, la película muy pronto deriva hacia la violencia descomedida, al crimen sin apremios y a la réplica vengativa sin miramiento alguno. Esto hace que los personajes no se desarrollen en la pantalla.


“Rambo: Last Blood” (del cineasta Grunberg), es la ya quinta entrega de la franquicia que se inició en los 80 inspirada en la novela de David Morrel sobre las atrocidades de un veterano de Vietnam que esgrime sus conocimientos militares para impartir justicia a diestra y siniestra. Sostiene los textos publicitarios sobre el filme,  que supone la despedida definitiva del personaje (en lo particular no creo).

De todas formas, el guion donde ha participado el propio Stallone, no ofrece respiro alguno y sí cargado de mucho Deus ex machina, restándole elegancia a la trama cinematográfica. El foreshadowing que es un trámite literario en el que el autor presenta —o sugiere— posibles desarrollos argumentales o suceso que tal vez tengan lugar más adelante en la historia; tiene como principal función es crear expectativa y disponer el terreno para posibles acontecimientos inesperados.

Si bien hay muchos foreshadowing famosos en la historia del cine, de todas formas, el Deus Ex Machina que antes menciono en la trama, ocurre precisamente por no tener en cuenta el foreshadowing de una historia, de hecho, directamente lo ignora. Esto es lo que acontece en la trama con acento mexicano, donde una joven chica algo ingenua pero terca si se quiere, será el detonador de todo.

Sabiendo ya el espectador de antemano que va a suceder en la historia, pues Silvester Stallone y los otros guionistas ni se siquiera se preocupan por desviar un poco el hilo lógico de lo que se observa. A lo mejor un red herring —una falsa pista que lleva a los espectadores o personajes hacia un falso desenlace—. En este sentido, tratar de utilizar una maniobra de distracción, para que el legítimo propósito pase plenamente desapercibido.
El trabajo con la puesta en escena no desvela pues una conexión absoluta en este aspecto. En ningún escenario (tanto en México como en los Estados Unidos) llegamos a tener la sensación de transitar por un espacio reconocido. Los personajes no caminan sobre ideales que relevan sus actos, sino que, irrumpen con la violencia en la escena.

De manera que esta nueva versión de Rambo plantea un filme altamente violento y el famoso actor en España sentenció que “las otras películas de Rambo han sido más del estilo de Hollywood y se han centrado en una realidad fantástica. Esta es más dura y difícil. No me da miedo que me tachen de violento porque cuento una realidad. La guerra es lo más violento que hay en el mundo”.

Visto así el asunto, la película cumple con estándares para entretener al gran público y nada más que añadir. Una vez colgados los guantes de boxeo de su personaje Rocky Balboa, el actor neoyorquino —dice— se despide ahora de John Rambo. A sus 61 años, Stallone reconoce que está mayor para ser otro hombre de registro. Cuando se retire como actor y se consagre solo a dirigir —algo que sucederá “muy pronto”, explicó—, intentará abordar “otro tipo de historias” como cineasta.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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sábado, 14 de septiembre de 2019

ANNA



Se estrena en nuestras carteleras “Anna” el reciente filme de Luc Besson, que sin salir de su estilo y gusto, presenta una película para el consumo del gran público, con algunas exageraciones en la puesta en escena de un héroe como Anna, una asesina letal casi cibernética y adiestrada por los poderes soviéticos para someterse a los propósitos de la KGB.

Una Anna que no dista mucho de su primera mujer héroe en “Nikita”. Ambos personajes cargados de valentía y hierro, es mejor no pasar delante de ellas;  y sin olvidar la casi olvidada pero valiosísima “Lucy”, Besson cierra su trilogía de "Nombres de mujer criminal" con  esta “Anna”. Una película que enlaza argumentalmente con la pomposa y sofisticada “Gorrión rojo”.

Película pues trepidante que en algunas escenas se pasa de veracidad, aunque debemos reconocer que este tipo de héroe como Anna Poliatova (Sasha Luss), a lo Besson, son creíbles en todas sus andanzas. De todas formas, en lo estrictamente cinematográfico, “Anna” tiene irrefutables valores: su estructura compleja —llena de saltos en el tiempo— en la pesquisa de la sorpresa inalterable, no obstante por momentos, resulte frívola y artificiosa, pero a la vez movida y bien ejecutado al estar brindando una versión válida de un mega thriller de los noventa y añorado por Besson.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 1 de septiembre de 2019

‘Los dos Papas’


En el papel del Papa Francisco estará el actor Jonathan Pryce, quien cuenta con una larga carrera dentro del cine.


En tanto que el guionista Anthony McCarten será el encargado de la historia. Este hombre ha sido reconocido por su nominación al premio Oscar por La Teoría del Todo.

De hecho, ‘Los dos Papas’ tratará sobre la crisis que vive en la actualidad el Catolicismo. Y cómo los abusos sexuales a menores ha repercutido en esta religión.

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