M. Night Shyamalan es uno de mis favoritos cineastas hindúes
desde que observé su primer filme en la pantalla. Respecto a “Glass”, cabe
precisar que el cineasta tardó nueve años en materializar su visión sobre los
superhéroes de cómic.
Desde El sexto sentido (1999), una de las películas de
terror más aplaudidas de su filmografía, podemos señalar que es un cineasta dotado
de una sensibilidad muy especial con unas señas de identidad bien marcadas y a
veces no ha salido bien librado de la crítica.
A través de tres personajes, el guion de Shyamalan nos
los muestra encerrados en un hospital psiquiátrico, en el que una doctora (una sublime
Sarah Paulson) trata de persuadir de que esas facultades fenomenales que creen
tener, son producto de la imaginación, ya que están afectados por una patología
denominada “síndrome del superhéroe”.
Y esta es la lectura del filme. A través de héroes que
nos vamos formando ante tanto semidiós observado y leído en nuestra vidas,
resultamos siendo en mayor o menor grado, uno de ellos (en este sentido el
cineasta transfiere la idea de servir el bien o el mal).
De manera pues que con un ritmo pausado, clímax
extendido y narración en primera persona, el cineasta ofrece sin mucho
aspaviento un buen filme dondeda prelación a la psicología de sus personajes y los motivos
que les llevan a proceder de la manera en que lo hacen.
Tras darse a conocer recientemente la lista de
películas nominadas en las diferentes categorías para los premios de la
Academia, en el apartado de mejor filme, “La favorita” es una de las fuertes
candidatas. Una historia quizá de tres lecturas que intentaremos abordar.
Desde el punto de vista político, a comienzos del
siglo XVIII, una mujer se hace con el control de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
Ana de Estuardo, la primera de las reinas de Gran Bretaña, y que sus decisiones
en lo político estuvieron al vaivén de medidas que dividieron a sus más
cercanos colaboradores y especialmente con el asunto de Marlborough, según el
filme.
El otro aspecto se relaciona con dos mujeres absorbentes
y aspirantes a favoritas de Ana, a quienes amó y fueron sus asesoras y que,
resulta ser una metáfora sobre lo políticamente correcto en épocas donde las
estrategias tras conflictos legislativos resultaban o no. Algo favorable en la
época fue la posibilidad de unir Inglaterra con Escocia.
Con base en lo anterior, la película plantea así
mismo, una subversión (un viaje embriagador a la esencia y misterio de la
atracción) en el amor entre amantes aristócratas, que con picardía y
pasión burguesa, los protocolos quedan apeados. En este sentido, me quedo con una
lectura más allá de lo simplemente observado:lujo, seducción, erotismo y venganzas están a la orden
del día.
De todas formas, el filme y a lo largo de ocho
capítulos en los que está divido el metraje, presenta un retrato feminista de
una monarquía enferma como la reina Ana de Estuardo (donde la actriz Olivia
Colmanbrilla en su roll interpretativo).
La tercera lectura, bien podrá significar un valor de la manipulación. En este sentido
no hay que ir muy lejos y se puede observar en la cinta “Vice” también nominada
este año para los “Oscars”.
En ambos filmes traídos a colación hoy, transmiten
siempre una imagen sobre el hombre y sobre el mundo, donde la manipulación —en
la película a través de Lady Sarah
(Rachel Weisz) y Abigail (Emma Stone) — busca ejercer un dominio sobre el otro
y lo otro, para asignar algunas discreciones de acción (o de pensamiento), donde
los argumentos persuaden sin convencer (vea el filme), para lograr propósitos
particulares.
La característica dramaturgia del griego Lanthimos, el
director de la cinta, es cierta teatralidad en la reflexión (un acierto de la
cinta). Además,si el uso
adecuado de la lente es una herramienta dramática muy importante a favor del
cineasta, Lanthimos
utiliza recursos visuales como el gran angular (y el ojo de pez). Los
resultados son extraordinarios y en silencio. La música minimalista es otro
soporte importante en su manera de querer contactar con el espectador.
Película británica pues interesante y que ampliamente
recomendada, podría ser la ganadora en la noche los premios “Oscar” de la Academia
de Hollywood. Gonzalo Restrepo Sánchez Visite:www.elcinesinirmaslejos.com.co
Ambientada en un universo distópico, el filme recrea
una vez más todos los síntomas de un planeta destruido. Y es Londres como una
ciudad depredadora, la encargada de llevarse todo lo que encuentre por delante,
siendo manejada por los malos del paseo.
La película, basada en la primera entrega de la serie
de cuatro novelas de Philip Reeve, no escatima imaginación para tener atento al
espectador. En este sentido, la historia plantea desde el comienzo, cómo Hester
(Hera Hilmar), la encubierta y desesperada chica apuñala a un hombre sin aviso
alguno casi tan pronto como nos tropezamos con ella y se convierte en el hilo
conductor de una trama.
Hilo conductor porque es ella la que tiene “la llave”
para solucionar todo a favor de los buenos, quienes pretenden subsistir fuera
de las estructuras de la ciudad de Londres. En este sentido, hay una auténtica emoción
de desesperación e incluso, una lucha por destruir la máquina de Londres.
Película (que con toda seguridad recuperará su inversión)
entretenida que cumple simplemente los requisitos para pasar una buena tarde en
una sala de cine y luego salir a tomar un helado.
Tomando como punto de partida universos distópicos —sociedades
ficticias muy presentes en la literatura y el cine (catalogadas como
ciencia-ficción), que muestran un futuro desalentador y apocalíptico—, el reciente
filme de Bullock es un melodrama que cumple las expectativas de suspenso y que
con una banda sonora ajustada al ritmo y tono, el espectador no sale defraudado,
como muchas otras críticas lo formulan.
Basada en el libro bestseller de Josh Malerman, en esta
oportunidad no vemos monstruos (aunque están ahí).Esto no es bueno ni es malo, es aspecto de la
trama, donde la directora Susanne Bier, a partir del guion de Eric Heisserer (“Arrival”)
y recordada porel Oscar en “In a Better
World”, retrata el poder del caos y supervivencia con gran verosimilitud.
Evocando a cintas como a “Quiet Place” y con un
equilibrio visual entre la trama y la pantalla, la película con una narración
clásica del género (puesta en escena y sonido), mantiene el interés a lo largo
de la proyección y Bullock saca adelante a su personaje por su empatía con él.
“Bird Box” esboza una condición según la cual, al
menor interés por observar lo que acecha, podría resultar en una destrucción. Y
mientras nos llena en un estado intacto de perplejidad sobre cómo y cuándo la
mirada será rea de la muerte, los protagonistas se ajustan a reglas de
supervivencia.
Con una clase magistral
de interpretación de Christian Bale (en el papel deDick
Cheney) y digna de un Oscar por supuesto, la película si bien es biopic, nos
lleva de la mano a entender los intríngulis de la política, el vicio del poder
y una disección de la clase política (creo yo del planeta). Además, ese lado
oscuro del corazón como lo es la hipocresía y los intereses creados.
“Vice” es a la larga
una denuncia a la historia de la humanidad con personajes como Rumsfeld y el
propio George W. Bush (Sam Rockwell), donde en voz en Off se plantean a mi juicio dos
estructuras fílmicas (con técnicas del documental y tono), por un lado la vida de Cheney y por otro, los hilos del
poder (las guerras y el poder económico).
Hay que recordar al
amable lector que cintas como “El candidato” (Michael Ritchie, 1972) o “Todos
los hombres del presidente”(Alan
J. Pakula, 1976) ya tomaban este asunto de “los vicios del poder”.
Película pues cargada de mucho diálogo y una frase que se lee en el filme y que
sentencia lo que realmente estamos viendo: “Cuídense del hombre callado, porque
mientras él observa y otros actúan, él planea. Y cuando ellos descansan, el
ataca” (Anónimo).
Muy poco en realidad se ha comentado y escrito y sobre
el “Síndrome de hubris” y hace referencia a inconvenientes físicos, maneras y conductas
que se suelen identificar en individuos que tienen “altos cargos” de gobiernos,
especialmente en muchos jefes de Estado y su abuso del poder.
Fotogramas del filme "Ciudadano Kane"
Una buena definición del poder es la que ofrece la
Enciclopedia editada por Diderot en 1765: “El consentimiento de los hombres
reunidos en sociedad, es el fundamento del poder. Aquél que no se ha
establecido más que por la fuerza, no puede subsistir sino por la fuerza; jamás
ella le puede legitimar, y los pueblos conservan siempre el derecho de reclamar
contra ella”.
Ejemplos sobre el abuso del poder (democrático) se
halla en “Sacco y Vanzetti” (Montaldo, 1971). En “Ciudadano Kane” (1941), un
señor que dominaba un imperio a través de posesión de medios de comunicación, fábricas
y atacado por ser comunista (y también fascista), se definía así mismo como un
“americano”, codiciando ser presidente de la nación.
Fotogramas del filme "Sed del mal"
En América Latina, por ejemplo, identificamos a
personajes como Maduro, Lula da Silva, Santos u Ortega, que sufren de este
síndrome de hubris político y que se creen capaces de grandes obras, que de
ellos se esperan grandes sucesos. Además, creen estar al corriente de todo (y
en todos los escenarios) y mangonean más allá de los límites de una tradicional
moral.
En el libro “El síndrome hubris: Bush, Blair y la
intoxicación del poder”, publicado en 2011, se prevé el asunto. Su escritor
David Owen construye los elementos psiquiátricos del síndrome hubris y son muy
pocos los políticos que se escapan de ello. Sobre todo porque son capaces de dictar
su propia Ley, si bien ambivalentes respecto a la amistad (el ejemplo lo
encontramos en “Sed del mal” de Orson Welles).
En la mitología griega, la diosa Némesis (encargada de
castigar a las personas que padecían hubris) hacía justicia ante los hechos realizados.
Y es que si el hubris precede siempre a la sanción, la historia está destinada
a repetirse (un Maduro como ejemplo una vez más). El concepto lo plantea el
historiador inglés Ian Kershaw en sus dos volúmenes sobre la vida de Adolfo
Hitler: “Hitler 1889-1936: Hubris” y “Hitler 1936-1945: Némesis”.
El cine lo ha mostrado siempre (aunque no parezca) en
“Lula, el hijo de Brasil”, que cuenta los 35 primeros años de la vida del
presidente y ex sindicalista, desde su nacimiento hasta el instante en que
muere su madre y es recluido por los militares debido a sus actividades
sindicales durante las huelgas de los metalúrgicos de São Paulo en 1980.
Son muchos los filmes a citar, pero de pronto “Macbeth”
(1950), sería la quintaesencia sobre ese ejemplo de la ambición y desasosiego
por apropiarse del poder. Que no se crean nuestros presidentes de América
Latina (sean de derecha o izquierda) los fuera de serie y que en el contexto
del cine, evocan a “Impulso criminal” (Richard Fleisher, 1959) donde dos
personajes amorales creen haber realizado una contravención perfecta, aunque lo
cierto es que han dejado pistas que los incriminan.
Este reciente filme de Yimou deja muchas lecciones para los profanos (y no
tanto) en el cine. Su concepto de la fotografía, la obra maestra de la música
minimalista de Lao Zai y la estructura de guion. En este último sentido, la
historia nos relata la vida de personajes entre el yin y el yang, casi en una correlación
a tres (un rey salvaje y peligroso, el
comandante militar de su ejército, Jing y el objeto del deseo: la hermana del
rey).
Pero lo que vale la pena en esta oportunidad, en escribir sobre el género
en cual se basa esta película y me refiero al Wuxia (exclusivamente asiático). Para definir bien el vocablo,
se puede traducir cómo la unión de dos palabras: Wu 武 que significa artes marciales, pelea, lucha y Xia 俠 que denota a un caballero, notoriedad, un código de
honor, etc.
Así que al observar las películas wuxia (como la que
hoy analizamos: “Shadow”), tienen innegables componentes de artes marciales y, asimismo
cuentan con unos protagonistas bien distintos a un escueto personaje de artes
marciales. Algunas características de este género son: las afines con la magia,
poderes, eventos sobrenaturales, idealismo y venganza.
Contando casi siempre el mismo tipo de historias de
héroes y usando siempre un alto componente de ficción. Un wuxia es la inconfundible
historia que narra la vida de un héroe que ha sido abrumado o ha experimentado
alguna desdicha (de tipo amoroso, familiar, humillación) y que este personaje
se ve forzado a transitar un pasaje (metafórico) que le dará una gran
experiencia (habitualmente en forma de artes marciales) y por parte de grandes
maestros. Al final, la historia terminará demostrando y poniendo a cada quien
en su lugar tras una trama de intrigas.
“Shadow” también es una historia de confabulaciones,
ya que el rey ignorando los consejos del comandante Yu, prefiere demandar la
paz con los invasores e incluso les ofrece a su hermana en matrimonio para
sellar la alianza de los craven. No obstante, Yu introduce un duelo (uno a uno)
con el legendario e imbatible lancero general Yang, en un lugar (donde suceden
este tipo de historias) denominado en el género como: Jiangsu.