miércoles, 3 de diciembre de 2025

Sueños de trenes

 

Narrada bajo el tono grave de Will Patton. Lo primero que me gustaría decir, porque así lo sentí, es que “Train Dreams” es una película donde esa esplendor de sus imágenes no entristece la ansiedad que se oculta tras ellas. Sí así es, y esta es la categoría de esta cinta, que de alguna manera me recuerda el albor de las imágenes en aquella famosa cinta de Malick, “Días del cielo” (1978), iluminada por Néstor Almendros. Estamos pues ante una estilo paciente, insondable y penetrante, con todo el poder visual (tomas de belleza e intimidad) de una película sincera en el sentido de no proyectar ensimismamiento espacial y temporal de su marco contextual.

Asi que su director de fotografía Adolpho Veloso crea una composición seductora tras otra, siguiendo al rudo pero afectuoso Robert (Edgerton), quien mientras trabaja como obrero haciendo de todo, desde talar árboles majestuosos hasta construir rieles para el ferrocarril, edifica una relación afectuosa y una vida feliz con Gladys (quien le da una hija), interpretada por una Felicity Jones, en todo su esplendor.

Conocemos tanto a Robert y Gladys y tan hondamente que uno los concibe como si estuviéramos percibiendo la vida de dos anónimos en su diario vivir. Su vínculo no es solo físico, es “ese algo” (y ahí lo atrayente y acierto del casting) algo que uno y otro actor comunican con sus interpretaciones; cierta  espiritualidad.

Es tan sencilla, pero abrazadora película en todo su metraje, que nos deja bien claro que la vida suele ser brutal —no solo para Robert—, sino además para quienes batallan por resistirla. Varias escenas al inicio de la trama dejan claro que los individuos que la vivimos somos proclives no solo al aborrecimiento, sino también a la intimidación imprevista, inseparable a los raíces de un país como los Estados Unidos. Bella película pues que no dejamos de recomendar.