Hasta
cuando seguirá dirigiendo Clint Eastwood (tiene 94 años). Pues hasta que el
cuerpo aguante, diría. Por lo pronto, este su reciente filme, es igualmente es
una prueba de vida. La película remite a los grandes dramas judiciales —“12
hombres sin piedad”, de Sidney Lumet o “El veredicto” del mismo cineasta— y exhala
en cada secuencia todos sus tópicos, y muy cerca, esos abismos sobre la culpabilidad
o no, propios de nuestras conciencias libres o no de todo juicio.
La
historia muy turbia, y de la que hay que cometer un spoiler al plantear que un
hombre llamado Justin Kemp y alcohólico es elegido como miembro del jurado
popular en el juicio de un homicidio, pero que él, es el verdadero culpable,
aunque, ¿sin culpa alguna? Esto, nos lleva a una serie de deliberaciones que
repercuten en la conciencia de algunos de los protagonistas, y algo bien interesante
sobre esas conductas finales que tarde o temprano predominan en el futuro de
toda alma del ser humano, aunque siempre en la búsqueda de “ocultar” algo.
La
película de Eastwood se aparta del sensacionalismo o la violencia en los que
podría haber caído fácilmente la historia, bañando sus imágenes de esa aura
especial que suele envolver a estos relatos sobre asesinatos y quien es el
culpable. Además, por lo observado en la pantalla, con sutileza y cierta
sensibilidad logra que el espectador se envuelva en todos los elementos que nos
sirven para detectar al verdadero asesino y sobre todo hasta donde llegan los
valores y culpabilidades.
En
otras palabras, La película narrada —con el sosiego, la honestidad y la nitidez—
de un cineasta, examina el proceso emocional de Justin Kemp, un personaje en todo
su laberinto, y por mucho que su arco dramático en la parte final del juicio se
derrumbe ante los ojos del espectador en favor de la evidencia y tesis de la
trama (la inocencia del supuesto asesino, aunque sea declarado culpable); la
película trata de ese hombre que “parece haberse absuelto” de sus pecados cuando
(con fiscal incluido) todo le exige a enfrentarse a un dilema moral.