jueves, 5 de diciembre de 2024

Cónclave

 

La nueva película del director de “Sin novedad en el frente” es un thriller psicológico y lleno de conspiraciones porque lo que plasma es, esencialmente, las desiguales maquinaciones que tienen lugar durante un cónclave y con todas las figuras de los cardenales del mundo que hay tensionados dentro de la institución cardenalicia y que pretenden que su proposición de pontífice brote vencedora y menos democrática. Es esta, por tanto, una de las ideas que mueve el contexto dramático de “Cónclave”.

Los acostumbrados rituales que despliegan lo arquitectónico de este tipo de sufragio para elegir un Papa, es un proceso que tiene sus bemoles. De todas formas, todos los rincones filmados por Berger son de una discreción que contrasta con la doblez de una música que acentúa el carácter solemne de lo que estamos viendo en pantalla. Cada ceremonial, cada seña y cada palabra que tiene lugar durante el asunto de elegir un Papa, es la gran escena lujosa que indaga con sus ritualizados ademanes cubrir los dispositivos antiguos que forjan mover a la cúpula del catolicismo.

De nuevo, la identificación y las disposiciones existenciales de los personajes son sometidas a los beneficios de una Iglesia que se consigna a la tradición para defender todas sus prerrogativas. “Cónclave” Puede ser, eventualmente, una invectiva a los niveles altos del Vaticano, pero, es más atinadamente una censura a las pequeñas y grandes penurias morales del ser humano, a su avidez, codicia, pretensión y falta de miramientos. Al final, se ofrece un giro espinoso y complejo, controvertible y con una valiosa mala finalidad o compasiva conciencia.

Y es que las reglas impuestas por el cónclave crean una templada progresión de suspenso sin que técnicamente se acceda la entrada o salida de la pesquisa. Lawrence (Ralph Fiennes) no está interesado en interpretar a detective alguno, pero cuanto más se entera de los aspirantes a partir de los jirones de indagación compartidos por quienes lo cercan, más se ve forzoso a doblar las medidas, requiriendo hechos precisos en lugar de murmullos.

En otro orden de ideas, Ralph Fiennes como el Cardenal Lawrence arrastra la trama, y está objetivamente grandioso —mejor que casi siempre—, y el resto de actores ayudan a la película a vincular cabalmente con el espectador: Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini, Sergio Castellitto entre otros.