domingo, 20 de octubre de 2024

The Wild Robot

 

“A veces los corazones tienen sus propias conversaciones” es una de las frases que cautiva esta excelente película, que más que para niños, deja una adulta reflexión sobre las relaciones y adaptaciones entre “seres” que habitamos un eco sistema, por más que queramos vivir como un “robot”. Pero, también una lección de humanidad.

Al contrario de Wall-E, Rozzum 7134 o simplemente Roz, una robot proyectada y programada para auxiliar en todo lo viable a su usuario (la voz de Lupita Nyong’o), llega a una isla —un Jardín del Edén (o el Planeta salvaje) —, donde todo lo observado es una valoración hacia las relaciones con nuestro entorno y cargada de un buen proceder, aunque. Como siempre algún que otro depredador se ponga por encima. Así que las moralejas, de hecho, se van acrecentando a lo largo del metraje.

Habituados a películas con animales que hablan entre sí, como si tal cosa, es abrumador el procedimiento narrativo de esta adaptación de uno de los libros de Peter Brown, que nos consiente discernir el lenguaje de los animales, por supuesto, algo tan maravilloso como debe ser: la comunicación, siendo uno de los temas e interpelaciones que explora la película, haciéndonos intuir cómo se erige una familia o una colectividad.

Otro asunto bien interesante en este filme es la razón del alma y/o entorno del amor, rebasando, claro está, la avenencia entre las especies, frente a la demoledora potencia humana. Si bien, podríamos escribir que hay un montón de filmes dentro de “Robot salvaje”, la película cumple con la función básica de dejarnos la inquietud de qué queremos realmente loa que habitamos este planeta.

No solo es la mejor cinta de animación del año al margen de meditaciones y reflexiones, es la mejor desde “El chico y la garza”, del Miyazaki, y la productora de Spielberg, Dreamworks Animation.