Si bien es un filme rodado estrenado en 2017, nunca
esta demás escribir sobre el genio belga de la música jazz. En esta ocasión el
filme es del cineasta francés Etienne Comar y se remite a una parte (mínima
quizás) de la vida del músico. En este sentido, el periodo de su vida más apurado
y político, por tanto: aquélla persecución nazi. Sucintamente, del año 1943. Un
tiempo en el que el jazz era calificado por la maquinaria de propaganda alemana,
un arte degenerado. Asimismo, los instrumentos musicales eran injustamente descritos
y separados en arios (el fagot y su lengüeta doble) y los africanos.
El particular la película me resultó agradable, pues
la Opera Prima del cineasta sabe combinar los sucesos políticos de la época con
la música del Django —padre del jazz europeo y creador de ese latido entre
el swing y la música 'gypsy' (el jazz 'manouche') —, que a propósito el actor (Reda
Kateb) que lo encarna lo hace brillar, y como poca empatía, pues era un personaje
circunspecto. La ofuscación de los nazis por Django era eso: inmisericorde.
"El régimen siempre fue consciente de que la
música tal y como la interpretaba él era una herramienta de libertad"
(Comar). Asimismo sostiene que el mando de desafío era incluso más provocador
si cabe por su situación de errante, hombre de todas las patrias. Goebbels históricamente
hablando prohibió esta música, pero la restricción llegaba a otros estilos
musicales como el fox-trot o el tango.
Existe un maravilloso libro 'Swing frente al nazi. El
jazz como metáfora de libertad', del autor Mike Zwerin, que escribe sobre ello. Definido como “música
americana negrojudía de la selva” por Joseph Goebbels, el jazz no tardó en ser
calificado como “degenerado” y prohibido por el régimen. No obstante, era la
banda sonora de la vida nocturna en Berlín, París y otras capitales europeas. Y
además una música predilecta en otras instancias. Según el texto de Zwerin la
del pianista polaco que transitó de tocar en círculos clandestinos de Varsovia
a tocar el contrabajo en un sexteto de jazz en el campo de concentración de
Flossemburg.
Conclusión: Esta película biográfica suelta y episódicamente
indiscutible del gran jazz, Django Reinhardt brinda un papel manifiesto muy apropiado
para el actor francés Reda Kateb. En “Sweet and Lowdown” (1999) de Woody Allen, Emmet
Ray (Sean Penn) se presume: “Soy considerado quizás el mejor guitarrista que
jamás haya existido, ciertamente en este país. Hay un gitano en Francia y es lo
más hermoso que he oído jamás”.