jueves, 26 de octubre de 2023

“La uruguaya”

 

Narrada desde la perspectiva de Magali Guerra (Fiorella Bottaioli, todo un descubrimiento para el cine latinoamericano), este filme de la cineasta Ana Garcia Blaya resulta breve, complaciente, y que, por cosas del azar, al escritor Lucas Pereira (Sebastián Arzeno) su vida se le pone pesada y compleja.

“La uruguaya” es una comedia dramática donde se fusionan el amor, el dinero —y hasta la escritura—, aunque su eje central envuelve un poco los aprietos existentes en las relaciones de pareja, sean estas novedosas. Queda claro que nos hallamos ante una cinta decididamente reflexiva de su tono y de ese pacto (ficcional o no) que ambiciona escrutar con su público. A este tipo de cine que se suele rodar bastante, al fin de cuentas lo emplazan como un feel-good-movie.

Esta adaptación de la célebre novela de Pedro Mairal se centra en un escritor argentino que viaja a Montevideo. Una versión de una galardonada novela homónima como la publicada en 2016. Dirigida por Ana García Blaya, que —había debutado en 2019 con una autobiográfica película como “Las buenas intenciones”—, pudo aportarle su huella a una historia que no sé hasta qué punto se vio reflejada en ella. Muchos lectores de esta crítica podrán relacionar y con acierto el filme argentino con las propuestas del cineasta Richard Linklater.

Al margen de la historia, y no es spoiler, el dinero que había sacado el escritor de un banco, nos cita con un excelente McGuffin, es decir un elemento de suspense —acuñado por Alfred Hitchcock—, que concibe avanzar la trama, si bien, en contexto de desenlace narrativo no adquiera mayor relevancia en ella. De todas formas, de pronto, en ese tercio final de la cinta, “La uruguaya” añade unos intentos de suspenso, ya que al deambular todo un día el escritor por Montevideo con una chica bella como Magaly Guerra puede ser el mejor plan imaginado, pero hacerlo con un puñado de dólares en la cintura no es lo más cuerdo, pero los humanos somos los humanos. El guion (de varios escritores, entre ellos el autor del libro) funciona ciertamente porque logra una proporción entre tonos y posibilidades. Todos ellos bien destacados, y cabalmente ajustados.