martes, 28 de marzo de 2023

"Memento Mori" del cineasta colombiano Fernando López

 

“Memento Mori” es un filme colombiano de Fernando López que abrió la versión número 62 del festival de cine de Cartagena (FICCI). Lo primero señalar que el título del filme significa “Recuerda qué morirás” y que sea cual sea su origen, esta expresión se esgrimió largamente en el Medioevo cristiano, como un memorándum de la “fugacidad de la vida” en representaciones pictóricas, obras de arte y cosas que personificaban el fallecimiento del ser humano.

En este sentido, la película a través del personaje Animero (César Badillo) y su misión de hallar la cabeza de un cuerpo mutilado que había encontrado, plantea varios asuntos que trataremos de develar. Lo primero, que en ese trasfondo del conflicto armado en Colombia, el personaje protagonista se alimenta de la fragilidad de una región asediada por la muerte, para acabar enfrentándose a ella en la búsqueda de cadáveres [como oficio del Animero]. Aquí lo interesante y una de las lecturas del filme, ya que, si Animero y la muerte están en todos lados. Humphreys (1983) afirma. “las nociones sobre la muerte y los funerales tienen por máxima pretensión representar la corporeidad del comportamiento social, económico, tecnológico y religioso, asimismo, pretende mostrar el sentir y los valores de una sociedad” (pp. 77-80).

No obstante, en esa “corporeidad del tratamiento social”, el interlocutor Animero sin confinar su punto de vista (allanar el camino al purgatorio de almas en pena), busca [e igual ocurre en la mente del asistente a la sala de cine], cierta sensatez sobre el precio a la vida, humanidad y dignidad en una zona saturada de tanta violencia. Y es que el cineasta López quiere mostrar, sin hacer ponderación alguna a través de su cámara, su punto de vista: cierta licencia para dialogar sin imaginarios visuales [o a lo mejor sí]; y sin designio alguno del Animero [sin equiparar a Eneas de la mitología griega, quien sabía que debía luchar por su patria, pues como todo guerrero entregaría la vida si era necesario para protegerla].

Si bien, la intimidación de un tiempo [el nuestro], en que los desvaríos y lo inhumano tiene presencia en una sociedad, recurriendo a esos dos extremos de la pirámide social: los elegidos y aquellos menospreciados. El cineasta colombiano construye arquetipos perfectos [y sin giros necesarios, en un excelente guion escrito por James Valderrama y Fernando López].

La película, pues, mantiene el equilibrio tonal en una búsqueda incómoda de cuerpos sin vida, desafiante [aun cuando pasiva], jamás infructuosa, ni sumisa; contrarrestando siempre el deseo del Animero, sin esa simulación alucinatoria que le induce a mostrarse como un ser interdimensional frente a ese espejo cuarteado y descompuesto que reposa bajo el fango de la realidad en una región de Colombia.

Gonzalo Restrepo Sánchez

Film critic.