sábado, 3 de septiembre de 2022

Where the Crawdads Sing

 Si bien el filme arranca bien y plantea de entrada un drama rural con chica solitaria a bordo, sobre el segundo tercio de la película, la historia decae, el guion se entretiene en informar (y editado de forma lenta]. Al final intenta subir la tensión y emoción, cosa que le cuesta a la directora. Pero en su contexto como historia se puede destacar el machismo en algún personaje odiado, amén del abuso doméstico y el rechazo de los menos dichosos.


“Where The Crawdads Sing” fermenta incontables males sociales, pero esta adaptación, del éxito de ventas de la escritora Delia Owens, manifiesta ser un argumento melodramático y poco terminante que solo a veces ubica la razón de una historia a la larga parca. Daisy Edgar-Jones (me parece un miscast en la película) interpreta a una chica solitaria que ha vivido alejada de la colectividad, y que resulta ser sospechosa de un asesinato ya que la sociedad la imagina nada más que una convicta anormal.

Una mezcla de historia de amor, drama judicial y novela policíaca, la película despliega su relato hacia el cliché, atiborrada de acciones rezagadas y giros de improviso en la trama. Si este es un melodrama imaginado por la guionista Lucy Alibar sobre la provocación emocional frente al abandono, asimismo es un remedo de una mujer nativa de la región, y virgen, señalada por la sociedad americana.

Pero debajo del acuoso romance de la historia con Carolina Marshland, y detrás de su portada lista para Hollywood, "Where the Crawdads Sing" es en realidad y mirando fríamente el asunto, esa idea nada exagerada del "Pygmalion", con una Eliza Doolittle re inventada como una forastera y salvaje y que visiblemente es la chica más sexy de la ciudad, pero que vive en un aislamiento casi total hasta que Zack Siler de Barkley Cove le enseña a leer y besarse.

Sin cometer la tontería de señalar spoiler de este melodrama, se puede concluir que como película "Donde cantan los cangrejos de río", de ningún modo [sostienen los críticos norteamericanos], parece ser condesciende del  éxito del libro, pero, “al igual que su heroína, la adaptación de Newman encuentra las formas suficientes para perdurar” (David Ehrlich).