¿De
tal palo tal estilla? Pues parece que sí en esta oportunidad, sobre todo cuando
de historias de terror y suspenso se trata. Basándose en un relato corto del
hijo de Stephen King (Joe Hill) de quien ya se han llevado al cine dos de sus tramas:
“Cuernos” de Alexander Aja y “En la hierba alta” de Vicenzo Natali; nos llega
ahora esta producción de Blumhouse con Scott Derrickson (“El exorcismo de Emily
Rose”) en la dirección. Un despiadado relato de supervivencia y con toques
paranormales. Intentaré entonces evitar cualquier spoiler, para que usted al
menos la vea y juzgue según sus propias emociones.
Y
es precisamente en el último tercio del filme donde el asunto se pone espeluznante.
Y aunque no soy muy amante de este tipo de cine, reconozco que sin ser una
super película, levanta más de un susto. Y de eso se trata. Con una lúgubre guarida y que de alguna manera
nos recuerda a otras cintas en blanco y negro. El suspense está ofrecido, y si
bien, es cierto que “no habrá una bomba a punto de detonar debajo de un mostrador”,
las secuencias giran entorno a la cimentación de esa idea, sobre todo en los
dos primeros tercios, pues los crímenes están a la orden del día. Pero las
secuencias no se quedan ahí, y sin deferencia a cineasta alguno, es un escueto
homenaje (extra) narrativo, a la valentía precisamente narrativa de las transgresiones.
Ahora,
la sensación que me deja este tipo de películas es de alguna manera un déjà vu
[con trazos a lo “It” o “Stranger Things”].
Cuando me expreso así, es porque todas las películas de asesinos en serie o al
menos las buenas, administran tener un oscuro misterio. Cuando Ethan Hawke
aparece en la película, nuestra intuición nos dice que ya lo conocemos.
Otra
propuesta bien interesante es que la película está ambientada en el norte de
Denver en 1978, lo que impregna un escenario perfecto esencialmente porque matiza
la época con un porcentaje de detalles decisivos. En este sentido y en la
música que conduce las emociones, “Black phone” no desilusiona. A modo de conclusión:
esta película revive por dos actuaciones muy claves y que ronda al misterio. El
primero, es el despreciable psicópata con máscara (que en realidad revela su
propia alma), caracterizado con gran fruición y entrega por Ethan Hawke, y el
segundo, es Mason Thames como el chico Finney. Un personaje sobre el que recae
la verosimilitud (que de no haberlo logrado, desmorona el filme).
Gonzalo Restrepo
Sánchez
Film critic.
Elcinesinirmaslejos.com.co