sábado, 27 de febrero de 2021

Lana Turner en su centenario

 

EFE.- Fama, escándalos, romances, asesinatos, sexo y misterios. Hollywood ha erigido sus mejores leyendas sobre estos temas y pocas estrellas lo resumieron mejor que Lana Turner (1921-1995), de cuyo nacimiento se cumplen mañana cien años y cuya espléndida carrera esconde también algunos detalles muy turbios.



Figura del cine de los años 40, la gran belleza de Turner, toda una "sex symbol" de la época, dejó injustamente en segundo plano su calidad como actriz, que demostró en cintas como "El cartero siempre llama dos veces" (1946).

Pero al margen de su estatus en la gran pantalla, el mito de Turner también se sustenta en su muy ajetreada vida sentimental y en la oscura muerte de una de sus parejas, el mafioso Johnny Stompanato. 

Julia Jean Mildred Francis Turner, por su nombre original, nació el 8 de febrero de 1921 (aunque algunas fuentes sostienen que nació en 1920) en Wallace, una pequeña población minera del estado de Idaho. 

Muy lejos de las alfombras rojas que le acabarían dando la bienvenida en Los Ángeles, la familia de Turner se mudó a California con poca fortuna: el matrimonio se separó, el padre de la actriz fue asesinado y la joven sufrió abusos como parte de una infancia muy complicada. 

Cuenta la leyenda que Turner fue "descubierta" de joven cuando tomaba un refresco por un periodista que, maravillado, la llevó a una entrevista con el director de cine Mervyn LeRoy.

Es improbable que su vuelo al estrellato comenzara así, pero en el Hollywood clásico quién se iba a preocupar por la verdad teniendo a mano fabulaciones de ensueño y cuentos de color de rosa. 

Con refresco o sin refresco, Turner adoptó el nombre artístico de Lana y fichó a finales de los años 30 por la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), el estudio que la encumbraría.

Junto a actores como Spencer Tracy o Clark Gable, Turner destacó en películas como "Dr. Jekyll y Mr. Hyde" (1941), "Te encontraré en alguna parte" (1942) o "El cartero siempre llama dos veces" (1946).

Paralelamente a su éxito en el cine, la actriz se convirtió en un mito sexual en Estados Unidos con su melena rubia y su estilo de "pin-up".

Más adelante brilló en otras cintas como "Cautivos del mal" (1952); "Peyton Place" (1957), por la que logró su única nominación al Óscar; e "Imitación a la vida" (1959), uno de sus papeles más recordados.

Y aunque poco a poco se fue alejando de la interpretación, Turner aún logró un último momento de gloria con un papel que dejó huella en la serie "Falcon Crest" (1981-1990).

David Villafranca