La burla como lucha por lo incorrecto de parte de
cuatro críos y dándoles además poder a los niños (¿el director de la escuela?)
frente a sus superiores adultos, son los aspectos a resaltar de “Cero en
conducta” (1933), para mostrar como Jean Vigo (anarquista consumado), se muestra
como un cineasta interesante en su época.
¿Pero qué nos quiso significar? Pues un desprecio por
el sistema educativo. Que de nada vale estar encerrado bajo cualquier orden y
sistema, si hay un desprecio por las conductas del todopoderoso y un deseo
inmenso de liberación.
Eso es el film, una liberación del pensamiento de Vigo
sobre las normas. Su concepto visual metaforizado de oposición, genera
pensamientos y conductas ante lo opresivo, que si bien no hay que imitarlas,
entendámosla como la alegoría de la mediocridad en la enseñanza, innegable en
muchas partes y colegios que existen, aun en este nuevo orden geopolítico.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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