martes, 26 de septiembre de 2017

ARMERO



La película “Armero” pretende ser un emotivo homenaje  al desastre de Armero hace ya varios años, pero le faltó para lograr un producto bien acabado. No obstante se le abona al cineasta (que escribe, dirige y monta el filme) su interés por una la historia que, es más sobre una pareja y sus ambiciones como familia, que sobre el fenómeno natural en la locación colombiana de Armero (Tolima).



Sin ser un filme al que se le acuse de fallido, de todas formas deja entrever un guion mal acabado y la austeridad fotográfica y el avance de una trama casi solo conversacional, hilan este filme, nada existencialista en la pareja Omaira y Ramiro, para quienes el elemento reflexivo, ocupa gran parte del metraje del filme, aparte de la sintaxis de los personajes restantes de la película.

Otra lección que deja esta cinta (y lo reafirma una vez más) es el asunto de la música y sobre todo en los dos tercios iniciales de la cinta. Y es que ante la música como valor añadido al texto visual y su configuración escénica para las emociones, además de ese carácter cinético del que dialogó Elmer Bernstein  en su momento y, sobre el dominio de la acusmática ante su clasificación de los objetos sonoros en su morfología y su tipología, “Armero” no logra seducir ante la situación de peligro que se encuentra un pueblo desde el comienzo de la trama.

Concluimos pues que a la voluntad del cineasta Christian Mantilla-Vargas, se suma el arresto de “contarlo todo para que no quede nada”. Ecuánime al igual que sus protagonistas, “Armero” aguanta su metraje y se puede observar, aunque se nos antoja que el cineasta deja al descubierto las faltas de “Armero” para coronar algunos elementos cinematográficos.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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