En este sentido el filme luce con un guión sólido (amén de las caracterizaciones), lo que da la sensación de estar observando la realidad misma. Y es que la vida es así. Y para el amor (que es un algo sin nombre) cuando entra así, sin pedir permiso, refleja las más profundas sensaciones respecto a quien se ama.
Bien pues por el cineasta Gray, que demuestra lo que siempre he dicho: un director de armas tomar. Pues los sentimientos con que cada fotograma imprime, permite pensar que es el suficiente talento para llegar hasta donde se proponga. En la vida hay muchos Leonard y Michelle, esto permitirá que (de pronto) el espectador se vea reflejado en la pantalla salga reflexivo de la sala.
Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com