Siendo el narrador el
hijo de una mujer solitaria (que no sola), con un inicio incoherente, que rompe
las reglas de lo verosímil en el cine y para este tipo de argumento, esta cinta
de un tedioso ritmo, ofrece al menos la garantía de poder analizar a una Kate Winslet (“Titanic”,
“Revolutionary Road”) que da vida a la desgraciada Adele, un personaje sin
carisma. Me parece que está encasillándose en personajes con el mismo tinte
emocional.
Por lo demás, una
historia de Rietman que da un paso atrás, pues no es lógica su propuesta
dramática, más insubstancial, sobre todo en un país con los Estados Unidos,
donde precisamente, todos desconfían de todos. El título original de la novela y de la
película es “Labor Day” (“Día del Trabajo”), que en los Estados Unidos suele
ser el final del verano, al celebrarse allí el primer lunes de septiembre — con
esa huella mustia y todavía acalorada— de final de verano. Pues así es el tono
de esta historia: Soporífera.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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