“El doble” (2013) es un film
basado en la novela homónima de Dostoivsky, y que en esta oportunidad adquiere
los ribetes de comedia negra y que nos deja la reflexión final que uno es uno y
que no hay dos seres iguales en el planeta.
Y es que la novela del
escritor en su más profunda lectura, e igual en la película de Richard Ayoade:
Un personaje (Simón en la cinta) ve desdoblada su personalidad ante la ruptura
de sus deseos personales, al más puro estilo Kafkiano. El doble de Goliadkin
(James en la película), simboliza sus decepciones y sus deseos. Dicho de otra
forma, ese lado oscuro de su corazón, que Simón sin ningún decoro, se comporta
como él nunca lo haría —bien sea por su educación o imperativos morales o
sociales—: Y es que a veces se comporta con decisión y raigambre y, otras veces
con ambages y engaños.
Al final muchos seres
humanos tienen esa lucha fútil (que el cineasta lo muestra con imágenes
galopantes al brillo de un buen ritmo en esta historia universal.
Gonzalo Restrepo Sánchez