Este drama sobre la odisea de los inmigrantes ilegales para
conseguir el permiso de residencia en Los Ángeles, es la premisa básica para
dejar en los corazones de los asistentes (aunque con desmesura), que nada es
color rosa en los Estados Unidos.
Realista, conmovedora, adulta, dura y para nada maniquea, su
ritmo es de forma espaciada, para que el espectador se pueda adentrar mejor en
las situaciones dramáticas que contiene el excelente guión, donde deja la
sensación de lo incorrecto que es vivir fuera de la Ley.
Con un Harrison Ford que luce bien (Bonachón) y que el tema
que trata la película, es comida diaria en los medios norteamericanos y que no
hay corazón bueno que se apiade de nada ni de nadie. El filme resulta muy
vigente para esos debates y foros sobre la inmigración en general.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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