En este film de Gus Van
Sant, el protagonista de la historia es un Matt Demon, quien también es
productor y co-guionista en una historia donde personifica a Steve Butle,
alguien que muy pronto confrontará su trabajo con la realidad. Según la
National Board of Review (NBR), esta cinta fue considerada como una de las 10
mejores películas del año 2012.
Pero volviendo a la
historia, podemos señalar que el hecho de convencer a unos habitantes de un
pueblo y prometerles una mejor vida como millonarios a cambio de ceder sus
tierras habitadas para extraer gas, seduce a un pensamiento norteamericano algo
utópico para una economía como la norteamericana en los actuales momentos.
No obstante los
criterios planteados en la historia conllevan un sentimiento del sueño americano
y sin planteamientos ambientalistas. Así que en los tres tercios de la fábula,
la historia se entretiene entre unos personajes comunes y corrientes, para que
en ritmo pausado y bien diseñado, nos lleve a meditar sobre tierras prometidas
y para qué a la larga, si todo conduce a abandonar un presente en el sentido de
mi paz y tranquilidad.
Film pues bien
dirigido, con excelente guión y unos personajes principales que convencen lo
bueno y lo malo cundo de tierras prometidas se presenta. No se trata de ninguna
“Heaven´s gate”, cuando al final hay tanta reticencia.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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