Esta película brasilera
preseleccionada para la nominación a los “Oscars” el año pasado, es un
excelente film, que aparte de mostrarnos ciertos aspectos de la vida rural
brasilera en una atmósfera alegre y, más allá de la vida en un circo y
sus pobladores, el cineasta relata en una puesta en escena inmejorable, la vida
de aquellos a quienes no les cuesta hacer sonreír en contraposición con la
cotidianidad y las dudas de la vida.
De
todas formas, esa oposición entre un payaso llamado Benjamín (El cineasta
Shelton Mello) y la gente a su alrededor, plantea con sinceridad que los
momentos de amistad son los mejores, que si las ambiciones en un momento se
debilitan, al igual que la pasiones por lo que hacemos, la esperanza
nutre las ganas de todo. La esperanza es joven y no atormenta los
momentos débiles que todo ser humano tiene. A nadie le importa si uno en su
interior se encuentra bien consigo mismo, cuando de estar atento por los demás
se trata.
El
cine no ha estado ajeno a historias de payasos, aquellos quienes en su disfraz
ocultan su maldad, aquellos que ríen, aquellos que lloran, aquellos quienes a
larga admiramos, ya que creemos saber que fingen ser payasos, cuando en
realidad es el espejo para nosotros dejemos a un lado tanta payasada, en la
mejor de las connotaciones.
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