Las dos películas con
más opción a la mejor en la entrega de los “Oscars” son “Lincoln”, de Steven
Spielberg y “Argo”, de Ben Affleck. Y es que ambas películas tocan temas
políticos de la vida norteamericana. La primera, importante para historia de
los Estados Unidos en clave de drama; y otra (me refiero a “Argo”), que en
clave de thriller, nos plantea asuntos en el terreno geopolítico que vinculan a
los Estados Unidos (aunque “La noche más oscura” o “Zero Dark Thirty”, también
se puede enunciar en este contexto).
Si ninguna de las dos
películas antes mencionadas gana la codiciada estatuilla (hablo en si
condicional), “Amour”, de Michael Haneke, puede ser la ganadora y no debe de
sorprender a nadie, ya que nos lleva a la ineludible conclusión de un texto de Faulkner:
"Entonces solo recordaba que mi padre decía, que el sentido de la vida era
prepararse para estar muerto mucho tiempo". Y es que la realidad nos
indica que nos alejamos de la muerte caminando pronto hacia ella.
Si (reitero lo
condicional), ocurre lo anterior, Chile con “No”, podría ganar un merecido
“Oscar” al mejor film extranjero. Pero todas estas suposiciones me llevan a un
pensamiento del cineasta Peter Greenaway, del cual se basa mi reflexión: “El
cine ha de servir para contar algo más que historias”. En este sentido, no
debemos olvidar lo que el semiólogo y escritor Umberto Eco igualmente enfatiza,
al señalar que la democracia se salvará, únicamente si logramos del lenguaje
cinematográfico, no solamente una fascinación a la imagen, sino a la reflexión,
al discernimiento.
Respecto a los demás
premios de la Academia, pienso que los “Globo de Oro” y los “Bafta”, ya han
indicado con sus galardones, lo que puede ocurrir en la noche de los “Oscars”,
sin que haya sorpresa alguna.
Gonzalo Restrepo sánchez